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jueves, 6 de febrero de 2020

Óscar 2020: predicciones

Por estas fechas me da pereza de existir y me abandono al visionado de las nominadas a los Premios Óscar. Cargo con esta pereza desde 2014. Disciplinada pereza que me hace ver casi todas las películas en competencia, incluso en categorías tan poco atractivas como mejor mezcla de sonido o mejor diseño de vestuario. Sin embargo, por allí que te topas con una película fenomenal y entonces ha valido la pena pasar tantas horas delante de una pantalla.

En fin, que el Óscar de este año no me entusiasma mucho, pero cuando ya adquieres la costumbre (el vicio, es decir), los ojos te exigen ver una cinta tras otra. Así que aquí vamos con algunas predicciones.

El Óscar a la mejor película será para 1917, aunque no se lo merezca. Y el premio para el mejor director será para Quentin Tarantino, quien ya lleva algunas ediciones peleando en dicha categoría.

La estatuilla para mejor actor no tiene mayores misterios: Joaquin Phoenix, en Joker, ofrece quizá una las mejores actuaciones que hayamos visto en muchos años. Para mejor actor de reparto, si bien todos apuestan por Brad Pitt, yo me inclino a favor de Anthony Hopkins por su estupenda interpretación de Benedicto XVI en The Two Popes.

Todo parece indicar que Renée Zellweger se llevará el premio a mejor actriz por encarnar a Judy Garland en Judy, y tampoco tengo dudas al respecto. Para mejor actriz de reparto admito que Laura Dern es una de mis favoritas (ese papel de abogada malévola que hace en Marriage Story resulta inolvidable).

No estaría mal que Knives Out se lleve la estatuilla al mejor guion original, pero la tiene difícil junto a Once Upon a Time in Hollywood. Tampoco le vendría mal el premio de mejor fotografía a The Lighthouse, una cinta verdaderamente perturbadora, surrealista y arriesgada, y que, sin duda, mereció más nominaciones.

Y el reconocimiento a la mejor película internacional (mi categoría predilecta) parece que tiene una sola favorita: Gisaengchung. La surcoreana (que es un filme genial) ha ganado todo lo que le ha salido al paso. Creo que aquí tampoco habrá mayores secretos, aunque no me disgustaría si le dan el premio a Honeyland o Boże Ciało.

Y así se acaba un tramo del año que empezó con la amenaza de una supuesta Tercera Guerra Mundial y que continúa con una epidemia de coronavirus que mantiene en alerta a las instituciones encargadas de velar por la salud. Por este motivo, ir al cine, encerrarse un par de horas en esa bóveda negra, es olvidarse un poco del caos que se vive allí afuera, en el mundo real. Oda a la pereza absoluta.

jueves, 17 de octubre de 2019

Velásquez

Tenemos en cartelera La revolución y la tierra, un contundente documental que aborda, de manera didáctica y aguda, a ese polémico periodo de nuestra historia reciente que encabezó Juan Velasco Alvarado en el umbral del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.

El mayor acierto de su director, Gonzalo Benavente Secco, es brindar un relato coral donde se funden análisis y testimonios para que el espectador contemple todas las aristas de la Reforma Agraria que se ejecutó en 1969 (resaltan aquí los aportes de Antonio Zapata, Hugo Blanco, Héctor Béjar, Zoila Sandoval y Carlos León Moya, entre otros).

Podemos apreciar en el primer tramo del largometraje una necesaria introducción sobre el problema de la tierra, preámbulo que nos sirve para disfrutar a continuación del minucioso estudio de la figura transgresora que encarnó Velasco. En su posterior desarrollo, la película busca comprender qué motivó a las Fuerzas Armadas a establecer reformas sociales y económicas y, sobre todo, muestra cuáles fueron sus consecuencias (visibles a día de hoy).

Lo que distingue a este de otros documentales de similar eje temático es la construcción de un subtema o un relato alterno. De esta forma, en La revolución y la tierra, y gracias a la participación de Ricardo Bedoya, se va trazando una particular historia del cine peruano. En los extractos de las cintas que se nos muestran se ven reflejados los conflictos sociales que anteceden al golpe del 68 (y también son espejos del entramado social posterior, cuando el gobierno de facto ya se ha establecido). 

En esta amalgama de interpretaciones, anécdotas e imágenes de archivo hay una invitación al diálogo y, cómo no, a repensar la historia. Y aquí, en lo personal, esto me resulta fascinante porque hace que el espectador cuestione quién (y cómo) cuenta la historia oficial tras un suceso. (Refiriéndose a los asuntos bélicos, por ejemplo, Martín Kohan diría que la historia oficial no la cuentan los vencedores porque estos están más ocupados en gobernar que en narrar cómo ganaron la batalla).

En lo que concierne a Velasco, recuerdo una entrevista que aparece en Cambio de palabras. En esta, Alfredo Bryce Echenique le confiesa a César Hildebrandt que posee una «incapacidad fisiológica para la política». Lo dice en 1972, durante el gobierno militar. Para dejar claro esto le cuenta que, por ejemplo, en una entrevista para un medio español, un periodista lo reprendió por un constante descuido suyo: «Pare usted de decirle Velásquez, se llama Velasco». Líneas atrás, Bryce también admite que siente una gran simpatía por el mentado general y que le gustaría emborracharse con él.

Velasco, en efecto, podía despertar simpatías. Por eso resulta atinada la leyenda que acompaña al afiche del documental: «Velasco es un héroe. Velasco es un villano. ¿De qué lado estás?».

La toma de posición respecto al gobierno militar no admite términos medios. A Velasco se le ama o se le odia. Este documental, no obstante, es una droga fílmica que uno tiene la obligación de administrarse. En su absoluta brillantez solo cabe la admiración.

lunes, 25 de marzo de 2019

Rapto

He visto Rapto, la última película de Frank Pérez Garland, que, tomado así, al pie de la letra, debería ser la última porque es la mejor de este director si la comparamos con los grandes bodrios que ha filmado desde que inició su carrera (¿para qué arruinarse la filmografía si ya se ha tocado techo?). Es buena porque el guion es quizá lo mejor o lo único que puede rescatarse. Un guion enorme si lo comparamos con cualquier otro de nuestro desértico cine peruano. El guion, para quien sepa apreciarlo, es el esqueleto de la cinta, su andamiaje, y, sin este, se cae y va la peli sola y sin huesos arrastrándose como un gusano. He visto Rapto con K, a quien le encanta prever los giros argumentales, pero aquí le ha costado acertar. Al buen guionista uno jamás le adivina de qué se le van a morir los personajes. Vanessa Saba escribió el guion de Rapto. Hay cosas que chirrían, pequeñeces (el diablo está en los detalles). Pudo ser un portentoso guion y, en consecuencia, una gran película. Aun así, yo digo que vale la pena. 

viernes, 1 de marzo de 2019

Óscar 2019: Green Book

Los Óscar se han convertido en una ceremonia de lo políticamente correcto. He visto Green Book (en realidad he visto todas, como suelo hacer cada año) y me he encontrado con una cinta que se esmera en educar al espectador sobre lo malo que fue el racismo en Estados Unidos durante los años 60. Tony Lip (Viggo Mortensen) es un descendiente de italianos que, en lugar de dedicarse a abrir un restaurante de pastas o delinquir (como lo haría cualquier italiano común en New York), trabaja de mozo en un bar muy cool. Luego se queda sin empleo y es chofer de un afroamericano (eufemismo que nos evita llamarlo «negro») de gustos bastantes refinados (es pianista y no escucha a Little Richard). Total, que uno tiene dinero  (el negro) y el otro no (el blanco), y así se establece una relación de poder (Foucault). Pero Tony hace las cosas a su manera. Es un gran personaje (a Viggo lo nominaron a mejor actor). El ruido moral de la película viene cuando vemos que Tony percibe el enorme racismo del país yanqui (ya saben: hay hoteles para blancos y hoteles para negros; asimismo, los baños, los bares, las tiendas). Se hace énfasis en el tema racial una y otra vez, como si no le quedara claro ni a Tony ni al espectador. Esto, irremediablemente, influye en las actitudes del prota, que casi en el último tramo del filme es ya alguien deconstruido (qué palabrita, caray). La peli de marras ha ganado a mejor guion original. No he encontrado nada rescatable este año y por eso me abstuve de hacer mis acostumbrados pronósticos. Ay, el Óscar.

viernes, 2 de marzo de 2018

Óscar 2018: una lista muy pobre


                   

Febrero, mes de cinefilia. Ver casi todo (31 películas en esta ocasión) y predecir a los posibles ganadores del Óscar. Lo estamos haciendo por quinto año consecutivo en este blog (no es broma; ver: 2014, 2015, 2016 y 2017). Algunos lo llaman masoquismo.

En comparación con los años anteriores, las cintas nominadas para la nonagésima entrega están muy por debajo de filmes como Nebraska o Moonlight. Incluso las que compiten en categorías más esperanzadoras, como la de mejor película en lengua extranjera, no se encuentran a la altura de sus predecesoras. Demás está decir que la Academia ha desestimado largometrajes notables. A saber: A Ghost Story, Mother! o Split, por mencionar algunos. Misterios e injusticias de Hollywood.      


Mejor actor

-Timothée Chalamet (Call Me by Your Name)
-Daniel Day-Lewis (Phantom Thread)
-Daniel Kaluuya (Get Out)
-Gary Oldman (Darkest Hour)
-Denzel Washington (Roman J. Israel, Esq.)

Daniel Day-Lewis, con tres estatuillas en su haber, ofrece en Phantom Thread una eficiente actuación. Se puede decir lo mismo de Kaluuya, pese a que haya repetido el mismo personaje que vimos en Black Mirror. Chalamet, sin duda, ha sido el gran descubrimiento del último año. Sin embargo, todo indica que el hombre bajo el disfraz de Winston Churchill será el ganador de esta categoría. Se trata de un premio a la trayectoria.

Mejor actor de reparto

-Willem Dafoe (The Florida Project)
-Woody Harrelson (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri)
-Richard Jenkins (The Shape of Water)
-Christopher Plummer (All the Money in the World)
-Sam Rockwell (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri)

Kevin Spacey pudo haber sido nominado en All the Money in the World (y quizás, para felicidad nuestra, habría resultado vencedor). Las acusaciones por acoso hicieron que Plummer lo reemplazara en todas sus escenas, que no son pocas, y el resultado ha sido una película decente pero sin encanto. Este dato solo es para explicar que Sam Rockwell, sin Spacey en el grupo, no tiene ningún obstáculo para recibir el premio este domingo. 

Mejor actriz

-Sally Hawkins (The Shape of Water)
-Frances McDormand (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri)
-Margot Robbie (I, Tonya)
-Saoirse Ronan (Lady Bird)
-Meryl Streep (The Post)

Frances McDormand es la gran favorita. No lo niego. Su actuación es destacable. No obstante, quienes hayan visto I, Tonya estarán de acuerdo en que Margot Robbie nos obsequia una interpretación descomunal de la polémica Tonya Harding (la escena frente al espejo es más que suficiente para comprobarlo).

Mejor actriz de reparto

-Mary J. Blige (Mudbound)
-Allison Janney (I, Tonya)
-Lesley Manville (Phantom Thread)
-Laurie Metcalf (Lady Bird)
-Octavia Spencer (The Shape of Water)

I, Tonya es una gran cinta y no se entiende por qué no está en la lista de las nominadas a mejor película. Allison Janney tiene aquí el dominio absoluto y, en la gala, se espera que el reconocimiento sea justo. Metcalf y Manville sobran en esta categoría.

Mejor guion original

-The Big Sick (Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani)
-Get Out (Jordan Peele)
-Lady Bird (Greta Gerwig)
-The Shape of Water (Guillermo del Toro y Vanessa Taylor)
-Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Martin McDonagh)

Una de mis categorías predilectas, lo he dicho tantas veces. Para destacar: Get Out. Una historia que, con muy pocos elementos, se va volviendo extraña y retorcida (parece un relato de Samanta Schweblin). Pese a estos méritos. el Óscar tiene que ganarlo Three Billboards Outside Ebbing, Missouri. Posee todos los ingredientes que necesita una película ácida y cargada de humor negro.

Mejor guion adaptado

-Call Me by Your Name
-The Disaster Artist
-Logan
-Molly's Game
-Mudbound

Tal vez no sea el más autorizado para opinar en esta categoría (no he leído las novelas de Aciman y Jordan). Aun así, voy a arriesgarme y diré que Logan merece llevarse la estatuilla. De alguna manera, la adaptación de Old Man Logan logró ir por buen camino. Pese a las numerosas restricciones de Marvel (o quizá gracias a estas) se pudo realizar una cinta poseedora de un relato bastante eficaz. 

Mejor película en lengua extranjera

-Una mujer fantástica (Chile)
-The Insult (Líbano)
-Nelyubov (Rusia)
-Testről és lélekről (Hungría)
-The Square (Suecia)

Mi categoría favorita, qué duda cabe. Aquí, lo normal es que ninguna película tenga pierde. Pero ahora ha sucedido lo anormal: casi todo es un desperdicio. Descontando The Insult (que no pude conseguir en ninguna parte), el resto de películas oscila entre lo gélido (Nelyubov) y lo sobrevalorado (The Square). Dudo que Una mujer fantástica tenga los méritos suficientes para resultar vencedora. Mi apuesta va por Testről és lélekről (On body and soul). No es una maravilla, pero es superior a las demás.

Mejor edición de sonido

-Baby Driver (Julian Slater)
-Blade Runner 2049 (Mark Mangini y Theo Green)
-Dunkirk (Richard King y Alex Gibson)
-The Shape of Water (Nathan Robitaille y Nelson Ferreira)
-Star Wars: The Last Jedi (Matthew Wood y Ren Klyce)

Nos metemos ahora en donde no nos llaman: categorías técnicas. Tanto edición de sonido como mezcla de sonido comparten las mismas películas, y en la primera vamos a optar por Dunkirk.

Mejor mezcla de sonido

-Baby Driver (Julian Slater, Tim Cavagin y Mary H. Ellis)
-Blade Runner 2049 (Ron Bartlett, Doug Hemphill y Mac Ruth)
-Dunkirk (Mark Weingarten, Gregg Landaker y Gary A. Rizzo)
-The Shape of Water (Christian Cooke, Brad Zoern y Glen Gauthier)
-Star Wars: The Last Jedi (David Parker, Michael Semanick, Ren Klyce y Stuart Wilson)

He disfrutado mucho Baby Driver. En lo que respecta a mezcla de sonido, este filme desprende una armonía casi perfecta.

Mejor fotografía

-Blade Runner 2049 (Roger Deakins)
-Darkest Hour (Bruno Delbonnel)
-Dunkirk (Hoyte van Hoytema)
-Mudbound (Rachel Morrison)
-The Shape of Water (Dan Laustsen)

He conversado con R. al respecto y ha tenido puntos de vista muy diferentes a los míos. Detesta la fotografía de interiores (The Shape of Water) y, al parecer, lo ofrecido en Dunkirk es lo que más le ha gustado. Mi favorita, por otro lado, es Blade Runner 2049. Roger Deakins es el eterno perdedor en esta categoría, y su trabajo en el filme de Villeneuve merece un monumento. 

Mejor montaje

-Baby Driver (Paul Machliss y Jonathan Amos)
-Dunkirk (Lee Smith)
-I, Tonya (Tatiana S. Riegel)
-The Shape of Water (Sidney Wolinsky)
-Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (Jon Gregory)

No me gusta para nada el cine de Nolan, pero no debo dejar de reconocer que Dunkirk, en lo concerniente a montaje, es superior al resto de cintas que conforman este grupo. Lee Smith, quien ha trabajado en todas las películas de este director, debería alzar el premio.  

Mejor documental

-Abacus: Small Enough to Jail
-Faces Places
-Icarus
-Last Men in Aleppo
-Strong Island

No suelo ver documentales en general. En esta ocasión, al darme cuenta de que las cintas nominadas no lograban satisfacerme, le di una oportunidad a una categoría que suelo dejar de lado. Estoy seguro de que Last Men in Aleppo, sutil y duro documental sobre la guerra en Siria, tiene todo a su favor. (Mención especial para Icarus).   

Mejor película de animación

-The Boss Baby
-The Breadwinner
-Coco
-Ferdinand
-Loving Vincent

The Breadwinner es una película que reúne los elementos que llaman la atención de la crítica: la guerra como tema de fondo y el fanatismo de algunas religiones. Lo lamentable es que esta cinta de animación no haya sido un éxito de taquilla, como sí lo fue Coco, filme que, al parecer, opacará el enorme trabajo artesanal de Loving Vincent.

Mejor director

-Christopher Nolan (Dunkirk)
-Jordan Peele (Get Out)
-Greta Gerwig (Lady Bird)
-Paul Thomas Anderson (Phantom Thread)
-Guillermo del Toro (The Shape of Water)

Me parece que la disputa aquí es entre Del Toro y Anderson. El primero nos muestra una película solvente. El segundo, en cambio, nos entrega un trabajo impecable pero muy mesurado si lo comparamos con joyas como The Master. Paul Thomas Anderson ha preferido no arriesgar en Phantom Thread, pero su trayectoria clama por un Óscar. (Solo en mis pesadillas Nolan se alza con el premio).  

Mejor película

-Call Me by Your Name
-Darkest Hour
-Dunkirk
-Get Out
-Lady Bird
-Phantom Thread
-The Post
-The Shape of Water
-Three Billboards Outside Ebbing, Missouri

Darkest Hour solo se filmó para el lucimiento de Gary Oldman. Call Me by Your Name solo es una película simpática y, además, le sobra una hora. The Shape of Water es cursi y risible (además, basta con ver el póster para enterarse de qué va y cómo termina la historia). The Post es bastante acertada, pero nadie podrá decir que es magnífica. Lady Bird no existe. Y en medio de este desierto solo destaca The Florida Project. Sin embargo, al no estar nominada, la única que tiene cierta ventaja sobre las demás es Three Billboards Outside Ebbing, Missouri. Es, digamos, la menos mala de esta pobrísima lista.


lunes, 18 de septiembre de 2017

La hora final

Pese a tener continuos ataques de asma, Carlos Zambrano está fumando todo el tiempo. Es un ser que vive entre dos mundos. El primero está colmado por su mayor anhelo, el cual no se ha realizado aún y es tan etéreo como el humo de los cigarrillos que enciende con la llama de una vela o el fuego de una hornilla. La otra parte de su vida (lo concreto) no es para nada favorable: su matrimonio se ha disuelto y, además, está próximo a perder de vista a su hijo. No puede transitar en ambas realidades sin que una de ellas termine siendo perjudicada. Es miembro del Grupo de Inteligencia del Perú (GEIN) y su prioridad es capturar a Abimael Guzmán.

La hora final cuenta la historia de esta célebre unidad policial que tuvo como objetivo atrapar al principal líder de Sendero Luminoso, tarea que se vio cumplida un 12 de septiembre de 1992 tras la exitosa Operación Victoria.
 
Por la multitud de enfoques que ha tomado el cine o la literatura para diseccionar un tema tan manido como es el terrorismo en nuestro país, a estas alturas es difícil ofrecer una nueva perspectiva que impacte en el espectador. Que una película afronte este tema es desde ya todo un desafío. Los materiales son abundantes y delicados, y la mala combinación de estos puede otorgarnos una cinta olvidable o simplemente tendenciosa. La película dirigida por Eduardo Mendoza de Echave ha vencido el reto. No es soberbia, pero es más que aceptable. Yo he salido del cine con ganas de fumar y muy conmovido.

Desde la primera vez que observamos el escritorio al que se sienta Bernales, agente a cargo del GEIN, podemos notar un tablero de ajedrez en el extremo derecho. A partir de ahí la película declara sus intenciones narrativas: va a contar una historia que estuvo marcada por la estrategia (que es lo que fue finalmente la «captura del siglo») y lo va a hacer tomándose todo el tiempo que sea necesario. Es por esto que, por momentos, la cinta es sosa; sin embargo, de a pocos el juego se desarrolla y de esta forma se va desplegando un argumento notable que contiene además los nada sencillos conflictos íntimos de los personajes, todo esto en medio de los numerosos operativos de la unidad policial ya mencionada.

Lo de Pietro Sibille interpretando a Carlos Zambrano me ha parecido fascinante y su cota actoral se acerca bastante a lo hecho en Días de Santiago. Desde un principio llama mucho la atención lo obsesionado que se encuentra este personaje por cumplir la misión que se ha trazado. Por ejemplo (apenas empezado el filme), ocasiona un accidente en coche porque lo distrae una noticia en la radio. Asimismo, las paredes de la habitación en la que duerme están decoradas por un árbol genealógico criminal en donde solo falta aquel fantasma que lidera una revolución en el Perú.

En su búsqueda lo acompaña Gabriela Coronado, quien antes de ser integrante del GEIN fue enfermera (es necesario decir que el trabajo hecho por Nidia Bermejo para encarnar a este personaje es excelente). Hay un dilema que ella debe enfrentar y que quizá sea el punto más sensible de la película.
 
La hora final no es un largometraje difícil para el espectador común (obedece a un tiempo lineal y se toma algunas licencias necesarias para insertar la ficción dentro de lo sucedido), pero lo que resultó difícil (intuyo) fue distribuir todos los ingredientes de tal forma que la consecuencia sea una cinta a la que no se le puede objetar nada.
 
No obstante, si nos ponemos quisquillosos y exigentes, podemos decir que El evangelio de la carne sigue representando el punto más alto en la filmografía de Eduardo Mendoza de Echave. La diferencia es que La hora final se presenta en un actual contexto político y social que le favorece y, por si fuera poco, tuvo un estreno en más de ochenta salas en todo el país. Su éxito quizá no dependa tanto de la calidad del producto artístico en sí, sino más bien de condicionantes externos (la semana pasada se cumplieron 25 años de la captura de Abimael Guzmán, y un día antes, el 11 de septiembre, fue liberada Maritza Garrido-Lecca). Aun así, es una película que yo recomendaría sin más dilaciones.

El final me quebró. 

(Texto publicado originalmente en el blog de Librería Sur).   

lunes, 31 de julio de 2017

Dunkirk

Solo hay dos motivos que podrían llevarte a decir que Dunkirk es una obra maestra: o bien has visto poco cine (muy poco, joder; debería darte vergüenza), o bien eres el mismísimo Christopher Nolan que adora lamer la imagen de su rostro en el espejo mientras se repite que es el mejor cineasta que el mundo ha parido. Y bueno, no hay que darle muchas vueltas al asunto para saber qué papel te corresponde ante tan pocas opciones.

Dunkirk. Película bélica, histórica, caótica, agónica, anémica. Nolan es el puto amo del séptimo arte según Nolan, y en este largometraje ha demostrado que no está a la altura de su ambición (suponiendo que tenga alguna). La crítica —esa cosa informe que se aglutina en Rotten Tomatoes— ha decidido por unanimidad que aquí Nolan ha llegado a su punto máximo como director. Cosa discutible, por supuesto, tomando en cuenta que estos elogios empezaron a darse en pleno rodaje del filme. 

Dunkirk narra la famosa Operación Dinamo. La gran evacuación. Un eufemismo que se traduce en la huida de miles de soldados del bando de los Aliados. Ya saben, Hitler perdonando la vida de franceses y británicos que aprovecharon la inacción de las tropas alemanas para escapar de la carnicería que les esperaba. En fin. Cosas del Führer.

Obra maestra no es, como ya dije. Quizá llega a película regular, de ese tipo de cintas que podrían pasar desapercibidas un domingo por la tarde en televisión nacional. Justo lo que podría gustarle a un padre de familia como para distraerse de la azarosa semana de trabajo: soldados, balas, explosiones, muertos y demás decoraciones de la guerra. Un blockbuster, en suma.

Sucede que a Nolan le gusta dejar su forzada impronta y aquí desarticula una historia lineal y altera el orden cronológico sin ningún propósito, sin favorecer en nada al relato. ¿Por qué lo hace? Pues porque es Nolan y hace lo que se le canta el culo. El resultado es una historia por momentos confusa para el espectador ante un rompecabezas donde cuesta mucho encajar las piezas. Pero ante esa súbita desorientación, uno fija la atención en los detalles más efectistas y cede ante la pirotecnia: esas hermosas embarcaciones derribadas por los nazis y las acrobacias aéreas de los cazas. 

Nolan desaprovecha todo lo que en la cinta queda como mera intención. Un ejemplo: Tom Hardy permanece el 99,9% de la película con el rostro cubierto (a lo Mad Max) y dentro de uno de estos aviones de combate que intentan frenar el ataque aéreo alemán. Vaya manera de limitar a un grandísimo actor quien tiene que depender exclusivamente del movimiento de sus cejas para expresarse.  

Mientras el espectador comprende (ordena) ese caos cronológico muy mal articulado por el director, la cinta ya ha contado buena parte de su trama. Los soldados británicos han huido y todos marchan felices a sus hogares en medio de un ambiente de exagerada algarabía que aún resulta tolerable para el espectador. Sin embargo, la escena anterior al escape, la de aquellos barcos llegando a lo lejos para salvar a sus compatriotas, es de una sensiblería estúpida, risible y propia de una comedia romántica. 

Por las altas expectativas sobre esta cinta, la decepción llega a ser tan enorme como el ego de Nolan y su capricho de filmar en un formato IMAX 70mm. Y dicho esto, no te pierdes de nada si la miras en cualquier sala, porque es tan pobre lo que ofrece el filme —en comparación con las grandes joyas del cine bélico como Under Sandet— que lo más seguro es que termine siendo nominado al Óscar.

(Texto publicado originalmente en el blog de Librería Sur.) 

lunes, 19 de junio de 2017

Rosa Chumbe

Por los premios que la acompañan y la eterna espera hasta su estreno, Rosa Chumbe ha sido quizá la cinta peruana que más expectativas ha generado en las últimas semanas. Ahora, una vez colocada a disposición del gran público, cabe reconocer que se trata de una película arriesgada y que posee también muchos de los atributos que busca el espectador más exigente.

Rosa Chumbe es el nombre de una policía que vive una relación conflictiva con su hija, una joven madre soltera que lleva ya un niño a cuestas y que acaba de quedar embarazada otra vez. Luego de desempeñar sus labores en la comisaría, Chumbe pasa sus noches acompañada siempre de una botella de ron y del llanto del bebé que a veces se encarga de cuidar. La paradoja es evidente pues esta policía, cuya labor es brindar seguridad y mantener el orden, es una mujer que ha perdido el dominio de su propia vida, aunque sabemos desde el principio que se aferra a la aparición de una mínima esperanza, un pequeño milagro. La escena inicial lo plantea muy bien cuando vemos a la protagonista en un tragamonedas, intentando que la suerte la ilumine un poco. 

Uno de los logros de la película es el retrato de esa inhóspita Lima en la que se circunscribe. El entorno de Chumbe se muestra en su natural y sencilla crudeza, desde las calles o lugares que forman parte de su recorrido hasta el interior de su hogar. Todo parece tan precario y amenazador al mismo tiempo. Incluso los personajes que la acompañan son extensión y producto de esa Lima del caos y la miseria.

La ópera prima de Jonatan Relayze se mueve con una lentitud necesaria y placentera. En ella los diálogos escasean porque las imágenes están cargadas de todo lo que se nos pretende transmitir: una permanente sensación de fracaso y desamparo. Es notable cómo el director, en medio de esta áspera representación, sabe mostrar la belleza en elementos aparentemente banales (el sinuoso movimiento de la sangre dentro de un retrete, por ejemplo). 

En el filme ningún elemento está insertado de forma gratuita, y en alusión a esto destaca mucho un programa cómico que irrumpe en la cotidianidad de Chumbe y que pareciera ser lo único que la arranca de los problemas, una especie de anestesia contra ese exceso de realidad en la que está inmersa. Allí uno percibe que, pese a vivir en constante adversidad, ella es capaz de acariciar un poco de redención. Rosa Chumbe nos habla así de la suerte, la fe, las segundas oportunidades, aquellos sucesos inexplicables que iluminan las vidas opacas de sus personajes.

Sin embargo, incluso luciendo numerosos galardones obtenidos aquí y en el extranjero, diversas dificultades ha tenido que sortear esta cinta para llegar a estrenarse comercialmente. Resulta irónico que una película que habla sobre la búsqueda de la suerte atraviese un tortuoso camino y vea la luz tras diez años desde la concepción de la idea original. Por esta razón no es exagerado decir que es casi un milagro que Rosa Chumbe se encuentre en nuestra cartelera.

martes, 2 de mayo de 2017

La última tarde

En pleno trámite de divorcio, una pareja sostiene una larga conversación. Es lo único que hace en la hora y veinte minutos que dura la película. Pasear por las calles de Lima, subirse a un taxi, tomarse un café. Casi no hay acciones. Todo es un caminar por aquí y hablar de esto y aquello y por qué me dejaste. No. Por qué huiste. 

Laura y Ramón, base cuarenta. Ambos antiguos militantes de la izquierda más radical.

Novelistas, dramaturgos y cineastas han explorado el tema del conflicto armado innumerables veces, quizá hasta lograr que se deforme la memoria sobre nuestra guerra interna por efecto de saturación. La última tarde —y eso es lo que fascina de esta cinta— es en cambio una aproximación tácita sobre este asunto.

Laura y Ramón deben esperar el regreso del juez que ha de sellar su separación. Desde este punto en adelante, el filme se va estructurando en base a lo que ambos van contándose de sus respectivas vidas. Han pasado diecinueve años desde la última vez que se vieron y, claro, hay mucho por hablar.

En su juventud, ellos fueron pareja y participaron de la lucha armada. Punto. A partir de aquí solo importan las cuestiones que cada uno plantea en torno a una relación ya extinta. Pero tocar el pasado tiene sus consecuencias, como aquella en donde el narrador de Vértigo, de Sebald, nos refiere la historia de una mujer que no se resiste a entrar a un colegio de su infancia y observa a la misma maestra que tenía hace treinta años. Luego, en soledad, no logra reprimir un profundo llanto y «toda la tarde no pudo serenarse de la impresión sufrida por la vuelta imprevista del pasado». 

¿Por qué tomaste tal o cuál decisión? Y, a estas alturas, ¿qué importa? El tiempo, burócrata y puntual sepulturero, hace su trabajo, pero a veces no consigue enterrar aquella memoria personal, esas dudas que uno va rumiando y que con los años adquieren la condición de verdaderas y únicas preguntas existenciales, esos interrogantes para los que nunca es tarde buscar respuestas. («No te estoy preguntando por qué dejaste la militancia, Laura. Te estoy preguntando por qué me dejaste a mí».)

Los planos cerrados obligan a que los protagonistas, Lucho Cáceres y Katerina D’Onofrio, muestren su enorme capacidad actoral. De esta forma, el espectador valora el gesto puro: la mirada, el movimiento de cejas, la línea de los labios, el silencio mismo. Si hay acción, digamos que toda esta ocurre en los rostros. Allí uno observa el impacto de las cosas que se van revelando, de la reconstrucción que cada uno hizo de sí. Y todo montado sobre un diálogo fino y de espontaneidad casi perfecta, que va soltando por allí alguna pista delicada que luego tomará fuerza.

Tiene mucho mérito una película que se sostiene exclusivamente en los diálogos. Tal vez no sea fácil de apreciar en primera instancia, pero lo de Joel Calero es una proeza dentro de un escenario local con enorme seducción por el blockbuster (efecto Tondero) y representa, qué duda cabe, un gran aporte al cine nacional. 

domingo, 26 de febrero de 2017

Óscar 2017: todo tan predecible



Cuánta pereza. Dentro de unas horas se celebrará la 89ª edición de los premios Óscar y ya se sabe que La La Land lo ganará todo. He hecho este juego en tres ocasiones consecutivas (revisar aquí, aquí y también aquí) y ahora no puedo especular tanto porque todo es tan predecible. Para volver a hacerlo divertido, voy a imaginar entonces que mi candidata (La La Land) no aparece en ninguna de las categorías a las que está nominada. Forzosamente tendré que escoger otra opción, y lo más seguro es que no sea de mi agrado.


Mejor actor

-Casey Affleck (Manchester by the Sea)
-Andrew Garfield (Hacksaw Ridge)
-Ryan Gosling (La La Land)
-Viggo Mortensen (Captain Fantastic)
-Denzel Washington (Fences)

Fences es un pésimo intento por llevar al cine una pieza teatral de August Wilson, pero allí está el veterano e impecable Denzel Washington para imponerse en medio de una película ruidosa y monótona. Una grata sorpresa sería que el buen Viggo Mortensen se lleve la estatuilla; en Captain Fantastic carga con toda la acción dramática y sale muy bien librado. Sin embargo, todo indica que, si no lo gana Ryan Gosling, será el Affleck verde quien resulte elegido. Recemos porque no sea así.

Mejor actor de reparto

-Mahershala Ali (Moonlight)
-Jeff Bridges (Hell or High Water)
-Lucas Hedges (Manchester by the Sea)
-Dev Patel (Lion)
-Michael Shannon (Nocturnal Animals)

Aquí casi todas las actuaciones están a un mismo nivel, pero quizá podría destacar un poco Mahershala Ali.

Mejor actriz

-Isabelle Huppert (Elle)
-Ruth Negga (Loving)
-Natalie Portman (Jackie)
-Emma Stone (La La Land)
-Meryl Streep (Florence Foster Jenkins)

Tengo la siguiente teoría: Ryan Gosling y Emma Stone hacen una combinación perfecta. En base a esto, o ambos reciben el Óscar a mejor actor y mejor atriz, respectivamente, o no lo recibe ninguno. Pese a que haya detestado Jackie, lo de Natalie Portman resulta admirable y creo que la Academia podría premiarla. No obstante, en la película más sosa e insípida de estas cinco, es Ruth Negga quien sobresale por logar un retrato auténtico de Mildred Loving.   

Mejor actriz de reparto

-Viola Davis (Fences)
-Naomie Harris (Moonlight)
-Nicole Kidman (Lion)
-Octavia Spencer (Hidden Figures)
-Michelle Williams (Manchester by the Sea)

No hay mucho que opinar en esta categoría. Michelle Williams aparece tres minutos y tiene una nominación. Si no lo gana Octavia Spencer, el Óscar va para Viola Davis.

Mejor guion original
  
-Hell or High Water (Taylor Sheridan)
-La La Land (Damien Chazelle)
-The Lobster (Yorgos Lanthimos y Efthimis Filippou)
-Manchester by the Sea (Kenneth Lonergan)
-20th Century Women (Mike Mills)

Dejando de lado mi fanatismo (y aunque tal vez me equivoque), esta categoría no la va a ganar La La Land. También es imposible que la gane The Lobster. Se tratan de películas muy opuestas. Y si tomamos a estas dos como límites, el guion que ha logrado permanecer en equilibrio es el de 20th Century Women, una película que debió tener más nominaciones. 

Mejor película extranjera

-Under sandet
-Forushande
-Toni Erdmann
-En man som heter Ove
-Tanna

Esta es la primera vez que logro ver las cinco nominadas a esta categoría (lo usual es que una de ellas sea imposible de conseguir). Sin ir más lejos, la mejor es Under sandet. La distancia que las separa del resto es increíble. Y más increíble aún fue haber descubierto la sobrevaloración de la crítica hacia Toni Erdmann (habrá una versión estadounidense de esta película y tendrá como protagonista a Jack Nicholson).

Mejor fotografía

-Arrival (Bradford Young)
-La La Land (Linus Sandgren)
-Lion (Greig Fraser)
-Moonlight (James Laxton)
-Silence (Rodrigo Prieto)

Quienes tienen más opciones de quitárselo a Linus Sandgren son Greig Fraser y James Laxton. Me inclino por el trabajo de este último. Aquella escena sexual y tierna bajo la luz púrpura es quizá lo más bello de Moonlight.

Mejor montaje

-Hacksaw Ridge (John Gilbert)
-Hell or High Water (Jake Roberts)
-La La Land (Tom Cross)
-Arrival (Joe Walker)
-Moonlight (Nat Sanders y Joi McMillon)

Seguir el movimiento una bala en sucesivos planos ya es toda una proeza, y cuando las balas son miles, la proeza es aún mayor. Tal vez solo esto sirva para entender que Tom Cross no se lleve el Óscar esta noche y se lo arrebate John Gilbert. Pese a ser una mala película, el montaje de Hacksaw Ridge es toda una muestra de genialidad y nervio. 

Mejor director

-Denis Villeneuve (Arrival)
-Mel Gibson (Hacksaw Ridge)
-Damien Chazelle (La La Land)
-Kenneth Lonergan (Manchester by the sea)
-Barry Jenkins (Moonlight)


Después del #OscarSoWhite del año pasado, todo indica que la Academia premiará esta vez a un director afroamericano. 

Mejor película

-Arrival
-Fences
-Hacksaw Ridge
-Hell or High Water
-Hidden Figures
-La La Land
-Lion
-Manchester by the sea
-Moonlight

No he podido evitarlo. Hay que descartar a la chauvinista Hacksaw Ridge y a la políticamente correcta Hidden Figures. También tienen que quedar fuera Manchester by the sea y Lion por ser unos dramones insoportables. Arrival y Hell or High Water no tienen pierde, pero dudo que les alcance. Solo un Óscar para La La Land en esta categoría podría solucionar un poco el daño universal causado por DiCaprio.