lunes, 19 de junio de 2017

Rosa Chumbe

Por los premios que la acompañan y la eterna espera hasta su estreno, Rosa Chumbe ha sido quizá la cinta peruana que más expectativas ha generado en las últimas semanas. Ahora, una vez colocada a disposición del gran público, cabe reconocer que se trata de una película arriesgada y que posee también muchos de los atributos que busca el espectador más exigente.

Rosa Chumbe es el nombre de una policía que vive una relación conflictiva con su hija, una joven madre soltera que lleva ya un niño a cuestas y que acaba de quedar embarazada otra vez. Luego de desempeñar sus labores en la comisaría, Chumbe pasa sus noches acompañada siempre de una botella de ron y del llanto del bebé que a veces se encarga de cuidar. La paradoja es evidente pues esta policía, cuya labor es brindar seguridad y mantener el orden, es una mujer que ha perdido el dominio de su propia vida, aunque sabemos desde el principio que se aferra a la aparición de una mínima esperanza, un pequeño milagro. La escena inicial lo plantea muy bien cuando vemos a la protagonista en un tragamonedas, intentando que la suerte la ilumine un poco. 

Uno de los logros de la película es el retrato de esa inhóspita Lima en la que se circunscribe. El entorno de Chumbe se muestra en su natural y sencilla crudeza, desde las calles o lugares que forman parte de su recorrido hasta el interior de su hogar. Todo parece tan precario y amenazador al mismo tiempo. Incluso los personajes que la acompañan son extensión y producto de esa Lima del caos y la miseria.

La ópera prima de Jonatan Relayze se mueve con una lentitud necesaria y placentera. En ella los diálogos escasean porque las imágenes están cargadas de todo lo que se nos pretende transmitir: una permanente sensación de fracaso y desamparo. Es notable cómo el director, en medio de esta áspera representación, sabe mostrar la belleza en elementos aparentemente banales (el sinuoso movimiento de la sangre dentro de un retrete, por ejemplo). 

En el filme ningún elemento está insertado de forma gratuita, y en alusión a esto destaca mucho un programa cómico que irrumpe en la cotidianidad de Chumbe y que pareciera ser lo único que la arranca de los problemas, una especie de anestesia contra ese exceso de realidad en la que está inmersa. Allí uno percibe que, pese a vivir en constante adversidad, ella es capaz de acariciar un poco de redención. Rosa Chumbe nos habla así de la suerte, la fe, las segundas oportunidades, aquellos sucesos inexplicables que iluminan las vidas opacas de sus personajes.

Sin embargo, incluso luciendo numerosos galardones obtenidos aquí y en el extranjero, diversas dificultades ha tenido que sortear esta cinta para llegar a estrenarse comercialmente. Resulta irónico que una película que habla sobre la búsqueda de la suerte atraviese un tortuoso camino y vea la luz tras diez años desde la concepción de la idea original. Por esta razón no es exagerado decir que es casi un milagro que Rosa Chumbe se encuentre en nuestra cartelera.

lunes, 5 de junio de 2017

Peregrinación a Santa Beatriz

No hay nada tan maravilloso como encontrar un par de zapatos que te calcen a la perfección. De pronto te ves un poco más alto o guapo, y hasta disfrutas del olvidado acto de caminar. En literatura, encontrar tu género es lo mismo. No precisamente has nacido para ser un autor total y, a partir de allí, parir novelas y poemas y piezas teatrales todas geniales y con igual número de posibilidades de perdurar en el tiempo. O quizá sí, pero aún no lo sabes. A Paulo César Peña, no obstante, le basta con saber que ha encontrado en el ensayo ese par de perfectos zapatos.

Peregrinación a Santa Beatriz expone, en principio, la historia de esta urbanización ligada a los artistas e intelectuales que la recorrieron o vivieron en ella (Varela, Szyszlo, Eielson, entre otros). Se trata de un recorrido en el que el lector participa de manera activa, puesto que, al reconocer sus calles, no puede sino traerlas a la memoria y asombrarse ante un hecho que Peña saca a relucir: que muchos de nuestros ilustres creadores moraban allí y paseaban sus talentos.

El recorrido que nos propone el autor del ensayo, por lo tanto, es un viaje hacia el pasado. Y aquí la sombra de Sebald se proyecta indeleble. Esa conciencia que va de un lado a otro buscando reconocerse en algún vestigio, intentando conectar determinados puntos para darle sentido a los recuerdos. Hay un placer en la observación y también en el hallazgo de las tramas o lazos que han permanecido ocultos. Esta conciencia puede escuchar el inaudible ruido del tiempo. Un tiempo que, mientras arrastra los pesados pies, va destruyendo todo lo tangible. O desfigurándolo. Y es allí cuando el ensayo se potencia. Las reflexiones del autor, a este respecto, son intensas y luminosas, enmarcadas en una prosa que jamás se desborda, y en donde podemos advertir el lenguaje bien urdido, el adjetivo exacto.

Pero Peregrinación a Santa Beatriz es también un libro de denuncia. Se concibe aquí a esta urbanización como un lugar sagrado. Peña propone entonces una urgente puesta en valor de los lugares que alguna vez cobijaron a nuestros creadores más eminentes. Esto ante la pérdida constante de espacios públicos que solo tiene como objetivo el aprovechamiento económico de los gobiernos locales.

Quizá lo que más resalta en esta nueva entrega de Peña es la inserción de situaciones personales dentro de la libertad que le brinda el género. Estas no son accidentales, por supuesto. Fuera de la cansina moda denominada «autoficción», el autor devela información de su ámbito familiar que nutre y favorece al texto. Porque en esa búsqueda sobre el pasado de Lima y el rastro de sus artistas, las circunstancias lo han hecho tropezar con el pasado propio. Y de este modo, al tono solemne del libro, se impone de manera eficaz uno de corte más confesional.

No son pocos los méritos de este pequeño libro. Sin embargo, si hemos seguido atentos la evolución de este autor en sus textos anteriores, podemos notar una creciente urgencia por retorcer las formas del ensayo y que aquí se tornan más evidentes. Solo es cuestión de atrevimiento, en última instancia. Y esperamos que Peña, en algún momento, pueda tener el arrojo de emprender tal hazaña. Los zapatos, pulcros e inmejorables, ya los tiene puestos.

Peña, Paulo César. Peregrinación a Santa Beatriz. Lima: Río Hablador, 2016.