lunes, 25 de marzo de 2019

Rapto

He visto Rapto, la última película de Frank Pérez Garland, que, tomado así, al pie de la letra, debería ser la última porque es la mejor de este director si la comparamos con los grandes bodrios que ha filmado desde que inició su carrera (¿para qué arruinarse la filmografía si ya se ha tocado techo?). Es buena porque el guion es quizá lo mejor o lo único que puede rescatarse. Un guion enorme si lo comparamos con cualquier otro de nuestro desértico cine peruano. El guion, para quien sepa apreciarlo, es el esqueleto de la cinta, su andamiaje, y, sin este, se cae y va la peli sola y sin huesos arrastrándose como un gusano. He visto Rapto con K, a quien le encanta prever los giros argumentales, pero aquí le ha costado acertar. Al buen guionista uno jamás le adivina de qué se le van a morir los personajes. Vanessa Saba escribió el guion de Rapto. Hay cosas que chirrían, pequeñeces (el diablo está en los detalles). Pudo ser un portentoso guion y, en consecuencia, una gran película. Aun así, yo digo que vale la pena. 

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