lunes, 28 de noviembre de 2011

Fahrenheit 451

Hace mucho tiempo quería reseñar esta novela. La verdad es que me fascinó sobremanera e incluso fue tema de discusión en un círculo literario al que asistí. Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, muestra un boceto triste sobre el futuro, un futuro en el que los libros son quemados y los lectores tenazmente perseguidos.

En esta distopía, los bomberos se encargan de incendiar en lugar de apagar las llamas. Montag, uno de ellos, empieza a tener dudas sobre tal ensañamiento contra los libros, al punto que quiere saber qué es lo que contienen. Durante el proceso en que cambiará de mentalidad, aún acepta las normas y las toma como legítimas: «Es un buen trabajo. El lunes quema a Millay, el miércoles a Whitman, el viernes a Faulkner, conviértelos en ceniza y, luego, quema las cenizas. Éste es nuestro lema oficial».

Clarisse, a quien conoce mientras se dirige a la casa donde lo espera su mujer, le abrirá un poco la mente y le incertará las dudas capitales para que luego Montag empiece a cuestionar la sociedad en que vive. Éste dice, por ejemplo: «Anoche, estuve meditando sobre todo el petróleo que he usado en los últimos diez años. Y también en los libros. Y, por primera vez, me di cuenta de que había un hombre detrás de cada uno de ellos. Un hombre tuvo que haberlo ideado. Un hombre tuvo que emplear mucho tiempo en trasladarlo al papel».

La novela aborda temas interesantes como la desaparición del lector, la estupidización de la sociedad y el ritmo veloz en el que trancurre la vida cotidiana. Es, en pocas palabras, un texto capaz de hacer reflexionar al lector y motivar en él un cariño aún más especial por esas criaturas tan extrañas que son los libros.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Exilados

Vi este libro en un pequeño puesto y ya lo iba a comprar cuando decidí dar unas vuelta y seguir buscando otros títulos. Quiso la divinidad que encontrara la misma obra pero en otra edición y a menor precio; sólo entonces desembolsé.

Exilados (sinónimo de Exiliados; ambas formas son válidas) es mi primer y tan ansiado acercamiento a James Joyce. La obra, única para teatro que escribió el irlandés, fue publicada en 1918 y se compone en tres actos.

La trama aborda la situación sentimental entre Ricardo Rowan y Berta, pareja que retorna a Dublin después de un largo exilio. Allí se encuentran con Beatriz y el primo de ésta, Roberto Hand. Entre estos personajes se desarrollan lazos afectivos bastante extraños cuyo eje central es la búsqueda de una nueva moral.

Rowan quiere que Berta sea libre, y no le molestaría que le pertenezca incluso a su amigo Roberto Hand, quien tampoco se muestra en desacuerdo con tal idea. Hand, hablando sobre el Juicio Final, hace alusión a lo que Dios les diría a los hombres: «¡Tontos! ¿Quién les dijo que debían entregarse a un solo ser? ¡Ustedes están hechos para darse a muchos libremente! ¡Yo escribí esa Ley con Mi dedo sobre el corazón de cada uno!»

Exiliados no es, sin embargo, la gran obra que uno esperaría de Joyce. Casi no transcurren acciones y, por largos momentos, la historia se reduce a la conversación entre los personajes. Pero, como leí por allí, todo esto se le perdona a Joyce, que en esos años andaba muy ocupado con la escritura de su Ulysses.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Plataforma


Le dije a G que me preste la mejor novela que haya leído en lo que va del año y me hizo llegar este libro del francés Michel Houellebecq. Lo devoré en una semana (luego de tenerlo casi dos meses en el cajón de la mesa de noche) y vaya que me ha sorprendido. Primero, por la facilidad que tiene para engancharte en la historia. Y, segundo, por la narración ligera y a la vez crítica.

Michel (homónimo del escritor) es un soltero que acaba de perder a su padre y, usando parte de la herencia, decide emprender un viaje en el cuál conocerá a Valérie, quien trabaja en el sector turístico. Ambos, ya en Francia, deciden apostar por el negocio del turismo sexual en toda Europa.

Hasta aquí, una trama tal vez risible. En primera persona, el narrador poco a poco aborda temas como la sociedad de consumo, las relaciones de pareja en el mundo moderno y el terrorismo islamita. El final es bastante desolador y nunca se deja adivinar a través de las páginas en donde abundan escenas de sexo explícito. Luego leer este libro uno ya puede entender por qué Houellebecq es tan polémico.  

En el año 2002, el novelista fue acusado de injuria racial por manifestar en una entrevista que el islam es la religión más idiota del mundo. «Plataforma», publicada un año antes y que aborda ese tema, no sufrió ningún tipo de censura; todo lo contrario, sus ventas se dispararon. Ese mismo año, Houllebecq fue absuelto.

HOUELLEBECQ, Michel. Plataforma. Barcelona: Anagrama, 2008.