lunes, 19 de noviembre de 2018

Interruptus

Aguirre es fumador, adicto a The Beatles, tiene enemigos en el mundillo literario (firmaba crueles reseñas). Un tipo así me cae bien. Pulgar arriba. Like. Ahora pasemos a su nuevo libro.

Novela no es, pese a lo que dice la portada. Es un artefacto, más bien. Y para los que gustan de las sinopsis podríamos enunciarlo así: se trata de un texto conformado por episodios eróticos que una editora va interviniendo de inicio a fin. El texto tiene nombre y género: se llama Jirón Soledad y es novela. (En la narración el personaje principal se parece mucho al autor, pero como esto es literatura debemos decir que no es él). 

Lo que vamos a leer, entonces, son extractos de Jirón Soledad interrumpidos por la mentada mujer. Como premisa suena interesante para los esnobs: una supuesta novela que contiene una novela.

Esto, como ya dije, es un artefacto. Una licuadora. Aquí Aguirre hace trizas el género novelesco para juntar después los pedazos con un lenguaje llamativo. Un experimento arriesgado, qué duda cabe. Pero lo plausible de una obra no es el riesgo que toma, sino el resultado.

Jirón Soledad se define como defectuosa nada más empezar. Lo advierte la editora: más que leerla, habrá que sufrirla. Los extractos están atiborrados de jerga limeña. El exceso es la patria de Aguirre. Barroco, recargado. Recuerda mucho al olvidado Malapalabrero.

Sin embargo, no hay mayor mérito en el simple hecho de reunir una gran cantidad de jergas para tentar narraciones inconclusas. En lugar de licuadora, lo de Aguirre es una broma, un juego, una estafa, un chiste que cuenta él y que entiende solo él, y, por tanto, es Aguirre el único que puede reír.

Agobia la chismografía literaria que cada tanto salpica en el libro (morbo innecesario si consideramos que solo quienes pertenecen a esta aldea letrada entenderán). Asimismo, conforme avanza el relato, las intervenciones de la editora (que bien pudieron potenciar la obra) se hacen cada vez más pobres.

No sé si resulte sensato gastar tiempo y dinero en una tomadura de pelo. Y para inmolarme estoy yo, estimado lector. Entonces, ¿la novela paga? Si me agarras de muy buen ánimo te diré que estuvo apenas entretenida. Pero hoy estoy de malas. Así que, en vez de comprar este libro, mejor invítame unas chelas en Barbarian.

P. D.: Yo no escribo reseñas anónimas, querido Leonardo.

AGUIRRE, Leonardo. Interruptus. Lima: Planeta, 2018.