domingo, 22 de febrero de 2015

Predicciones para el Óscar 2015



Otra vez me dejé engañar por la industria del entretenimiento. En un par de semanas me he atiborrado de 18 películas. La verdad, no sé cómo he sobrevivido a tanto cine mediocre (aunque no puedo quejarme pues quedé maravillado con tres de ellas). Pero la balanza, al final, es esa: muchas películas malas, de esas que solo verías para matar el tiempo. Y a mí que no me sobra; en fin.

El juego es simple y, para los que ya leyeron la entrada del año pasado, seguiremos con la misma mécanica. Es decir, resalto en rojo la película, director, actriz, actor o guion que me parece que debería llevarse la estatuilla. Que empiece la carnicería.


Mejor actor

-Benedict Cumberbatch (The Imitation Game)
-Steve Carrell (Foxcatcher)
-Michael Keaton (Birdman)
-Bradley Cooper (American Sniper)
-Eddie Redmayne (The Theory of Everything)

Acá me llama la sorpresa ver al maquillado Steve Carrell. Me gusta como actor, pero en Foxcatcher no encuentro nada digno de antología. Tal vez sea el maquillaje, digo. Bradley Cooper también suena fuerte. Es su tercera nominación consecutiva; sin embargo, no creo que sea para tanto. No lo es. No lo merece. Acá el ganador indiscutible debe ser Michael Keaton. ¿Por qué? Tengo muchos argumentos. Luego de ver Birdman elaboré uno muy particular: Keaton debe ganar el Óscar porque está «actuando al actor». Y con eso tenemos más que suficiente.

Mejor actor de reparto

-J. K. Simmons (Whiplash)
-Mark Ruffalo (Foxcatcher)
-Ethan Hawke (Boyhood)
-Edward Norton (Birdman)
-Robert Duvall (The Judge)

¿Existe alguna duda de que lo hecho por J. K. Simmons en Whiplash es inmensamente superior al resto? Acá el consenso es universal, me parece. No hay nada que discutir. Punto. (Sí, Edward Norton puede dar la sorpresa, lo sé. Pero en lo concerniente a esta categoría, apelo al buen gusto.)

Mejor actriz

-Reese Whiterspoon (Wild)
-Rosamund Pike (Gone Girl)
-Julianne Moore (Still Alice)
-Felicity Jones (The Theory of Everything)
-Marion Cotillard (Deux jours, une nuit)

Cotillard, mal; Whiterspoon, mal; Jones, mal; Moore, mal. Todo mal en esta categoría. Podríamos dejarla desierta. No obstante, los muchachos de la Academia van a elegir a la menos peor. Yo eligiré a Rosamund Pike. ¿Por qué? Pues porque no he visto aún la película (estoy en las primeras páginas del libro en que se basa la cinta).

Mejor actriz de reparto

-Meryl Streep (Into The Woods)
-Keira Knightley (The Imitation Game)
-Emma Stone (Birdman)
-Patricia Arquette (Boyhood)
-Laura Dern (Wild)

Pasa lo mismo que en la categoría anterior. Es cuestión de elegir a la menos mala. Y la menos mala es Patricia Arquette. No es una gran actuación la que vemos en Boyhood, pero supera de largo a las demás actrices de reparto.

Mejor guion original

-Boyhood (Richard Linklater)
-Nightcrawler (Dan Gilroy)
-Birdman (Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelari y Armando Bó)
-The Grand Budapest Hotel (Wes Anderson y Hugo Guinness)
-Foxcatcher (Dan Futterman y E. Max Frye)

¿Ya dije que esta es mi categoría favorita? El guion, caray. El esqueleto mismo de la película. Es lo que más analizo cuando veo una cinta. No me cabe la menor duda cuando digo que Nightcrawler ha de llevarse el galardón. Lo extraño es que esta es una muy buena película que no está nominada a ninguna otra categoría. Y lo todavía más extraño es que Jake Gyllenhaal no está nominado a mejor actor. Espero que Nightcrawler no pase desapercibida si no recibe ningún premio. Es muy recomendable (para empezar porque la recomiendo yo). 

Mejor película extranjera

-Leviathan (Rusia)
-Timbuktu (Mauritania)
-Mandariinid (Estonia)
-Ida (Polonia)
-Relatos salvajes (Argentina)

No he visto Timbuktu. Los años me han enseñado que de las cinco nominadas en esta categoría, siempre una de ellas es imposible de conseguir. La gran calidad del resto es indudable. Pero hay que decirlo: Relatos salvajes es inmensamente superior. ¿Por qué? Pues porque me parece la película con más literatura. Es como un  perfecto libro de cuentos. Es un homenaje al cuento. 

Mejor director

-Wes Anderson (The Grand Budapest Hotel)
-Morten Tyldum (The Imitation Game)
-Richard Linklater (Boyhood)
-Alejandro Gonzáles Iñárritu (Birdman)
-Bennett Miller (Foxcatcher)

La pelea estaría entre Wes Anderson y Alejandro González Inárritu. Tal vez premien el lenguaje original que Wes Anderson se ha ido labrando película tras película. Sin embargo, mi apuesta va por González Iñárritu. El problema es que todos sabemos que la Academia no va a premiar a otro mexicano cuando el año pasado premió a Cuarón (deseo equivocarme con todas mis fuerzas).

Mejor película

-The Theory of Everything
-Boyhood
-Whiplash
-Selma
-American Sniper
-Birdman
-The Grand Budapest Hotel
-The Imitation Game 

La Academia quizá elija a ese bodrio chauvinista que es American Sniper (es lo más probable). Yo, personalmente, siento una particular admiración por dos películas. Una de ellas es Whiplash. Desborda tanta energía y tiene un hechizo particular que lo convierte en un filme memorable. La otra es Birdman, y en esta pondré mi firma. Porque Birdman es la vida misma del cine: el actor y su eterna frustración. Es la catarsis de Michael Keaton. Una suerte de autobiografía. Es la vida de un hombre que descubre que su verdadero lugar está por encima del resto. Un hombre miserable que tiene un ego que lo desafía a cada instante. Lamentablemente no hay puntos medios con esta cinta: o la odias o la amas. Y a mí me tocó amarla.



lunes, 16 de febrero de 2015

Mayakovsky by Frank O’Hara


Frank O’Hara (1926-1966) fue fundador —junto con John Ashbery y otras importantes figuras— de la Escuela de Nueva York de poesía, la cual siguió las huellas de los movimientos vanguardistas de la época.

En la poesía de O’Hara encontramos la relación que se establece entre un poeta y su ciudad. Ejemplo de esto es el libro Meditations in an Emergency (1957), de donde hemos extraído el poema titulado «Mayakovsky» (quien, por cierto, era uno de los poetas favoritos de O’Hara). El tema del poema, así como el del libro, se compone a partir de la crisis de identidad de los que habitan una megaciudad (muchos de sus poemas están situados en Nueva York y tienen como telón de fondo sus situaciones cotidianas).

El lenguaje de O’Hara se somete a sus propias líneas vibratorias. En sus versos no interesa el ritmo sino el nervio. Por eso es que puede percibirse en ellos una suerte de espontaneidad, improvisación, carencia de sentido y un fino hermetismo (no en vano se había adscrito al surrealismo). Estos atributos que caracterizan la poesía de O’Hara no son gratuitos. Por el contrario, obedecen a una emulación del Action Painting, cuyo exponente principal fue Jackson Pollock.

La obra de O’Hara es breve. Apenas tenía cuarenta años cuando murió en un accidente automovilístico. Sin embargo, la frescura de sus poemas ha sabido conservarse a través del tiempo, y una suerte revalorización se ha despertado en torno a su figura.

 
Maiakovski

1
¡Mi corazón está perturbado!
estoy de pie en la bañera
llorando. Madre, madre
¿quién soy? Si él
volviera solo una vez
y me besara en el rostro
su áspero cabello rozara
mi sien, ¡está latiendo!

entonces podría vestirme
creo, y andar las calles.

2
Te amo. Te amo,
pero estoy volviendo hacia mis versos
y mi corazón se cierra
como un puño.

¡Palabras! Sean
tan enfermas como lo soy yo, extasíense,
pongan en blanco los ojos, un charco,

y observaré insistente
mi herida belleza
que, a lo mejor, es solo un talento
para la poesía.

No puedo gustar, no puedo cautivar o ganar
¡vaya poeta!
y la transparente agua se espesa

con golpes salvajes sobre su cabeza.
Abracé una nube,
pero cuando me elevé
comenzó a llover.

3
¡Qué gracioso! ¡Hay sangre en mi pecho!
ah, cierto, he estado cargando ladrillos
¡qué gracioso lugar para romperse!
y ahora llueve sobre el ailanto
mientras paseo sobre el alféizar
las huellas detrás de mí están llenas de humo y
brillando apasionadas por correr
salto en las hojas, verdes como el mar

4
Ahora espero tranquilamente
que la catástrofe de mi personalidad
finja ser bella otra vez,
e interesante, y moderna.

La región es gris y
de árboles marrones y blancos
nieves y cielos de risa
siempre apagándose, menos graciosa
no simplemente oscura, no simplemente gris

Este puede ser el día más frío
del año, ¿qué es lo que piensa él de
eso? Quiero decir, ¿qué pienso yo? Y si lo pienso,
quizás sea yo mismo de nuevo.

lunes, 9 de febrero de 2015

Un hombre que duerme

 
(...) Te parece que podrías pasarte la vida ante un árbol, sin agotarlo, sin comprenderlo, porque no hay nada que comprender, sólo que mirar: lo único que puedes decir de este árbol, después de todo, es que es un árbol; lo único que este árbol puede decirte es que es un árbol, raíz, tronco, ramas y hojas. No puedes esperar de él otra verdad. El árbol carece de moral que proponerte, de mensaje que proporcionarte. Su fuerza, su majestuosidad, su vida —si es que aún esperas obtener algún sentido, algún valor de estas metáforas ancestrales— no son sino imágenes, recompensas tan vanas como la paz de los campos, como la insidia de las aguas en calma, la valentía de los pequeños senderos que trepan no muy alto pero sí ellos solos, la sonrisa de las viñas donde los racimos maduran al sol.
     Por eso el árbol te fascina o te sorprende, o te calma, debido a esta evidencia insospechada, insospechable, de la corteza y las ramas, las hojas. Por eso, quizá, no paseas nunca con un perro, porque el perro te mira, te suplica, te habla. Sus ojos húmedos de reconocimiento, sus aires de perro apaleado, sus brincos de perro alegre te obligan sin cesar a conferirle el estatus innoble de animal doméstico. No puedes permanecer neutro frente a un perro, no más que frente a un hombre. Pero no dialogarás nunca con un árbol. No puedes vivir con un perro porque el perro a cada rato te pedirá que lo hagas vivir, que lo alimentes, que lo elogies, que seas hombre para él, que seas su amo, que seas el dios que truene ese nombre de perro que le hará someterse de inmediato. Pero el árbol no te pide nada. Puedes ser el Dios de los perros, el Dios de los gatos, el Dios de los pobres, te basta con una correa, con algunas sobras, algo de riqueza, pero nunca serás dueño del árbol. Lo único que podrás será querer ser tú mismo árbol.

PEREC, Georges. Un hombre que duerme. Madrid: Impedimenta, 2010.

domingo, 1 de febrero de 2015

Stephen King sobre la adicción y su padre


Pese a que no me gusta lo que escribe (ni cómo lo escribe), Stephen King es una de los pocas personas que yo podría llamar «escritor».

¿Por qué? 

Principalmente, porque escribe.

¿Suena fácil, no? En apariencia es fácil imaginar la figura del «escritor» como alguien que solo vive para escribir, que disfruta tanto escribiendo que se la pasaría horas de horas volcando la imaginación sobre el papel. Eso es lo que hace Stephen King, y no lo hace cualquiera. Muchos incluso dicen que escribir, para ellos, es como una tortura. Eso me recuerda la frase de Bioy: «Uno se pregunta: ¿Por qué se ponen a escribir, si les cuesta tanto?». O aquella de Aira: «No me gustan los escritores que no escriben. Hay gente que necesita tener carné de escritor, porque eso les sirve para moverse socialmente, pero lamentablemente para eso necesitan escribir y eso no les gusta».

Ni qué hablar de los «escritores» que no leen. Por eso, salvo pocas, poquísimas excepciones, yo prefiero llamarlos «autores». Es un sustantivo que no pesa tanto como el de «escritor» y nos ayuda a separar la paja del trigo.

Pero basta de palabreo. Hace no mucho se publicó una entrevista a Stephen King que no tiene pierde. Aquí lo más llamativo:

-¿Es la escritura una adicción?
Sí. Por supuesto. Me encanta. Además, es una de las pocas cosas que me sigue enriqueciendo de la misma forma que antes. Normalmente, con el alcohol o la droga, cuanto más tomas, menos te da. Escribir sigue siendo algo muy bueno, pero también ocasiona el comportamiento obsesivo-compulsivo típico de las adicciones. Así que escribo todos los días durante seis meses hasta que consigo un borrador o algo parecido y después me obligo a parar completamente durante 10 ó 12 días para dejar que todo se asiente. Durante ese parón, vuelvo loca a mi mujer. Me dice: “Fuera de mi camino, sal de casa, ¡haz algo, pinta una pajarera, lo que sea!”.

(...)


-Tu padre falleció en 1980. ¿Te sentiste tentado de conocerle, aunque sólo fuera para escuchar su lado de la historia?
No. Sentí curiosidad cuando era un crío. Solía pensar: “Me gustaría encontrarle y partirle la cara”. Después: “Me gustaría encontrarle, escuchar su versión de la historia y después partirle la cara”.