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domingo, 1 de julio de 2018

André Aciman sobre Roberto Bolaño


Hace poco apareció en La Tercera una entrevista en la que André Aciman, además de referirse al éxito de Call Me by Your Name (se me antoja mucho esta novela, pese a que ya he visto la adaptación), afirma no leer literatura contemporánea. También dice esto del autor de Nocturno de Chile:

(...) creo que Roberto Bolaño está altamente sobrevalorado. No creo que sea un buen escritor. No estoy interesado en él. Lo encuentro superficial, un poco tonto y, francamente, me parece que mucha gente lo ama, pero me cuesta tomar a esa gente en serio. Creo que fundamentalmente muestra una falta de gusto. Y el gusto para mí es universal, no personal. Hay buen gusto y mal gusto.

martes, 3 de abril de 2018

La velocidad del pánico (fragmento)

Ilustración: Manuel Gómez Burns.

Hace un par de días se publicó un adelanto de mi próximo libro en el suplemento «El Dominical», de El Comercio. Mientras decido si creo otro blog para la novela o coloco la información relevante en este lugar, les dejo el enlace del mencionado fragmento aquí.

lunes, 29 de mayo de 2017

Javier, Mario y Arturo


Pérez-Reverte. Yo me levanto y estoy hasta las dos, dos y media. Por la tarde reviso y lo dejo listo para el día siguiente. Escribo seis horas cada día…

Marías. ¿Tú? ¡Qué va, qué va! ¡Pero si viajas casi todos los días de tu vida!

Pérez-Reverte. ¿Qué quieres decir, que las novelas me las hace un negro? [Se ríen a carcajadas]. Lo que pasa es que me disciplino mucho, no como tú. Es que Javier se acuesta tardísimo. Le llamas a las doce y no existe, no es persona. ¡Es un vegetal!

Marías. Pero bueno, ¿qué mérito hay en madrugar? Yo duermo lo mismo -de cuatro a once o un poco más- y trabajo por las tardes.

Vargas Llosa. ¡Te acuestas a las cuatro! Yo no, yo siempre me levanté muy temprano, desde chico. Duermo cinco horas y media lo más y me voy al gimnasio. Una hora. Todos los días.

Pérez-Reverte. Así está como está el tío [se ríen]. Por cierto, Mario, de Javier ya lo sé, pero tú, cuando estás con una novela, ¿te vitaminas con libros, con autores que te crean estado de ánimo?

Marías. ¿Te refieres a lo que dijo Faulkner en aquella entrevista a la Paris Review, que lo primero que hacía era leer unas páginas de la Biblia para ponerse a tono?

Pérez-Reverte. Sí. A mí me pasa con Conrad. Cuando estoy que necesito, no inspiración: vitaminas, energía, ganas de trabajar, por la tarde leo una o dos horas de Conrad y me dan ganas de seguir siendo escritor.

Fuente: XL Semanal

lunes, 24 de abril de 2017

Sobre la naturaleza mercantilista de la novela


Medio siglo ya desde la aparición de tres de las novelas más importantes del boom latinoamericano. Se puede afirmar que este fenómeno editorial solo fue posible, como lo afirma este artículo, por la confluencia de dos talentos: el literario y el mercantil. Aquí, un extracto:

Quienes hallaban en el boom sólo comercio poco sabían del origen bastardo, hoy bien estudiado, de la novela, mercantilismo que no la abandonará nunca y está en su esencia: los Dickens, los Balzac y los Dumas montaron, con buenas y malas mañas, con negros y sin ellos, verdaderas empresas de edición que le dieron a la burguesía (y sobre todo a las mujeres lectoras) ese género que le faltaba al mundo: la novela. No en balde el portero de sir Walter ­Scott rechazaba visitas inoportunas a la sazón de “estamos muy ocupados con Ivanhoe”. Con ese mismo orgullo plural y vicario, seguramente respondía Carmen Balcells a quienes la acusaban de “inventar” lo que sólo puede lograr la combinación del genio literario y el tino comercial. Si el primero se ausenta, de nada sirven los millones de ejemplares vendidos.

Fuente: El país.

lunes, 17 de abril de 2017

Regresa el Premio Nacional de Literatura

Salvador del Solar, ministro de Cultura.

Esta es una muy grata noticia para el país. Perú vuelve a contar con un premio de Literatura de alcance nacional (antes de su desaparición, el último lo recibió Julio Ramón Ribeyro en 1983). Un extracto de la nota, aquí:

El Ministerio de Cultura oficializó la creación del Premio Nacional de Literatura. En una resolución firmada por su titular, Salvador del Solar Labarthe, se detalló que serán seis las categorías bajo las que se podrá competir.
Poesía, cuento, novela, literatura infantil y juvenil, literatura en lenguas originarias y no ficción son las áreas que tendrá certamen.
Según se informó en la resolución publicada este lunes en "El Peruano", el concurso busca reconocer las obras literarias publicadas en los dos años previos a la convocatoria.

Fuente: El Comercio

viernes, 17 de febrero de 2017

Juan Marsé sobre el Premio Planeta


En la última reunión con Lara también le pedí que el jurado pudiera disponer no sólo de las cinco novelas seleccionadas para premio por el comité de lectura, a cargo de Emilio Rosales, sino un listado de todas las obras presentadas, porque al comité de lectura que hacía la selección, de una incompetencia escandalosa a juzgar por los informes que me entregaron junto con las novelas, podía escapársele alguna obra interesante.

Sugerí a Lara que hiciera algo al respecto, ya que esos textos sobrevaloraban sin el menor criterio literario las obras finalistas y predisponían erróneamente al jurado. Recuerdo que uno de esos lectores comandados por Rosales afirmaba en su informe que la obra destinada a ser premiada al año siguiente, un tedioso artefacto de Maria de la Pau Janer, era una “novela que va a cambiar el curso de la literatura contemporánea”. No me lo invento.

Fuente: El País.

viernes, 10 de febrero de 2017

Eloy Tizón sobre el cuento español


-Velocidad de los jardines agitó de alguna manera el cuento español, ¿usted lo percibió así? ¿Abrió el libro caminos que los autores que vinieron detrás han continuado?
Esa sensación no la tuve porque lo que pasó con Velocidad de los jardines pasó a lo largo de mucho tiempo. Tras su aparición, hubo un cierto goteo, un boca-oreja que hizo que el aura del libro fuera creciendo a lo largo de 25 años. Ahora veo que los jóvenes escritores y lectores tienen la percepción de que el libro dio un vuelco, pero yo lo veo como un vuelco, en todo caso, a cámara lenta. Y creo que también había otros escritores haciendo entonces un trabajo muy importante en torno a la renovación del cuento; me refiero a Juan BonillaLuis Magrinyà [de quien también se han reeditado aquellos primeros cuentos de Los aéreos en Caballo de Troya], Hipólito Navarro o Carlos Castán. Creo que fue un momento de cambio.

-Es una rareza su escritura, con esa atención que presta a la imagen, la metáfora. ¿Que no haya muchos cuentistas así en España es por influencia de lo que se ha dado en llamar Realismo sucio?
Esa afinidad por la tradición carveriana existe, claro, pero yo creo que ya se ha diluido mucho. Cuando se publicó Velocidad... la ola carveriana estaba en su máximo esplendor. Fue un libro a contracorriente en ese sentido.

Fuente: El Cultural.

viernes, 3 de febrero de 2017

César Aira sobre los best sellers


-Al inicio de su carrera usted fue traductor de libros, ¿aún práctica ese oficio?
No. Yo traducía para poder alimentarme, así que dejé de hacerlo cuando dejé de necesitarlo. Aun así, de vez en cuando traduzco algo que me gusta para un amigo, porque después de 35 años de hacer algo uno se encariña.

-¿Y qué le dejó esa experiencia a su oficio como narrador de historias?
En esa época yo me especialicé en best sellers norteamericanos. Y puede que estos no sean gran literatura, pero tienen una buena estructura narrativa. Además en esa literatura comercial y de entretenimiento hay algo de honestidad: simplemente hacen libros bien hechos y sin pretensiones para que un lector pase un buen rato. Algo que contrasta con esa deshonestidad de algunos escritores que juegan al vanguardismo y que escriben unas cosas poéticas y complejas simplemente porque no saben hacer una narración simple y directa.

Fuente: Semana.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Juan Pablo Villalobos gana el Premio Herralde 2016


El escritor mexicano Juan Pablo Villalobos acaba de salir vencedor del premio que convoca la editorial Anagrama. No voy a pedirle a nadie que me crea, el título de su novela ganadora, se hace acreedora de la nada despreciable dotación económica equivalente a 18 000 euros. Asimismo, el escritor argentino Federico Jeanmaire resultó finalista con la obra Amores enanos.

Más información en este enlace.

martes, 6 de septiembre de 2016

Juan José Millás sobre la lectura


El libro ha tenido siempre algo de callejón frecuentado por personas huidizas con tendencia, como decíamos, a la clandestinidad. Por eso, uno de los factores que más daño ha hecho a la lectura es el consenso respecto a sus virtudes. Cuando yo era pequeño, cuando yo era joven, la lectura no estaba muy bien vista. Los niños y los adolescentes lectores dábamos un poco de miedo a nuestros padres, a nuestros profesores. Ese miedo de los otros nos confirmaba que estábamos en el buen camino. Por haber, había incluso una lista, una bendita lista de libros prohibidos por el Vaticano, que eran, lógicamente, los que con más ansia buscábamos. Hoy, en cambio, todo el mundo asegura que leer es bueno. Lo dicen los padres, lo predican los profesores y lo corroboraría, si tuviéramos la oportunidad de preguntarle, el ministro del Interior. Con franqueza, si yo fuera adolescente, ni me acercaría a una actividad ensalzada por mis padres, por mis profesores y por el ministro del Interior. Me entregaría a los videojuegos, que producen aún mucha inquietud en las personas de orden.

Fuente: El País.

lunes, 22 de agosto de 2016

Ignacio Padilla (1968 - 2016)


Cierta noche de mayo de 2003, oí al escritor chileno Roberto Bolaño contar un chiste. Estábamos en Sevilla, convocados a un excéntrico congreso donde algunos autores tendríamos que expresar lo que esperábamos de las letras hispanoamericanas en el siglo XXI. El chiste que contó Bolaño era malo. Lo contó, sin embargo, y lo recontó, y volvió a contarlo. Lo narró desde todos los ángulos posibles: como si Pedro Apóstol lo relatase a Dios, como si lo enunciase la piedra que narra Los recuerdos del porvenir, como se lo contaría Sancho a don Quijote y don Quijote a Sancho. Lo contó con elipsis y sin ellas, en todas las personas del singular y del plural, con todas los recursos imaginables de la retórica. Sin que Bolaño lo notase, las risas de los presentes se fueron convirtiendo en admirativo silencio: sabíamos que estábamos asistiendo a otra epifanía, a un instante mínimo del humor semejante a los muchos que fue invocando Cervantes al escribir su obra. Sabíamos o presentíamos que en ese chiste y en ese instante estaba muriendo algo para permitir que renaciera algo más parecido aunque distinto. Sabíamos, en suma, que estábamos atestiguando la entraña misma de la renovación de la literatura y de la lengua española.
Bolaño murió diez días después, puede que ignorando de lo que había conseguido aquella noche con aquel mal chiste bien contado desde la víscera misma del idioma y de la experiencia literaria. Quienes estuvimos esa vez en Sevilla lo confesamos unánimes en las esquelas que, como argamasillescos académicos, escribimos para Bolaño. Su broma y su alumbramiento se repitieron en cada uno de los epitafios que en la lengua cervantina escribimos para nuestro colega ido. Su chiste malo resonaba y sigue resonando en la reivindicación de cada uno de nosotros, pero también en la de Borges y Cervantes, la de García Márquez y Góngora, la de Fuentes y Gracián. Todos ellos, a su modo, insectos y entomólogos, han escrito para recordarnos que don Quijote nos hace llorar y apenas ríe porque se empeña en desestimar la ambigüedad, obsesión que lo derrota, mientras que Sancho, el sobreviviente, nos hace reír y ríe atreviéndose con la lengua al prevaricarla y al reconocer con ello la fuerza vivificante de la realidad.
Fuente: UNAM.

lunes, 15 de agosto de 2016

Richard Parra sobre el estilo

Imagen tomada de esta web.

Richard Parra está en su mejor momento, qué duda cabe. Gabriel Ruiz Ortega se encarga de entrevistarlo para el blog de la Librería Sur. Además de comentar sobre temas como el estilo, las argollas literarias y su proceso de escritura, el autor de Los niños muertos (Demipage, 2015) denuncia un agravio. A continuación, un extracto de la extensa charla:

-En más de una ocasión te he escuchado sobre el concepto que suele manejarse cada vez que se habla del estilo. 
Hay que romper con cierta idea de estilo. Con el estilo de los manuales norteamericanos tipo MLA, el de “elements of style”, o los libros de texto de redacción de la PUCP, o los decálogos de los cuentistas, o peor aún el manual de estilo literario de Stephen King, etc. Abajo con eso, puesto que, como la gramática imperial de Nebrija, plantean la utopía de un lenguaje global estandarizado, por lo tanto reducido, sin espesor mítico o histórico o poético, sin localismos. Por definición, niegan otros lenguajes disidentes, la poesía, la lengua del oprimido, postulan un discurso único, una verdad teológica, una disciplina.
-Por ejemplo. 
Cuando un escritor o escritora dice “ya encontré mi estilo”, es tiempo de dejarlo de leer, porque ha renunciado a ser artista, intelectual, y nos encontraremos con la repetición industrial de falsas obsesiones, clichés muy bien escogidos del repertorio cultural comercial de la sociedad del espectáculo. Es la estética del “caballito de batalla”, de la represión inquisitorial del deseo, de la repetición deprimido-ansiosa del capitalismo tardío, como un gif. Por otro lado, ¿qué sentido tiene hablar de estilo después del Orlando de Woolf o el Ulises de Joyce? ¿Después de Rulfo o Bernhard, negadores no solo del estilo sino de la noción misma de narrador? ¿Después de Simón Rodríguez y su lengua radical? ¿O de los Zorros de Arguedas, novela-memoria donde la negación del estilo es tan intensa que colinda con el suicidio, entendido como un devenir mítico? (...) 
(...) 
-Eso es lo bueno. Marcaste distancia con lo peor de este país. 
Para terminar quiero hacer público que, el día del velorio de Miguel Gutiérrez, en un restaurante, fui agredido verbalmente y escupido por un escritor peruano a quien nunca en mi vida había visto o hablado. Aquello ocurrió sin razón alguna. Se trata del premio Copé de novela de 2015, un tal Juan José Cavero. Deleznable. Indignante. Un asco total.

lunes, 25 de julio de 2016

Los libros que le hubiera gustado publicar a Herralde

Fotografía hurtada de aquí.

Don Jorge Herralde. Gran lector. Quizá de esos pocos editores que leen y que, a su vez, conservan intacto el buen gusto. Leemos lo que Herralde quiere que leamos, y eso no está mal. A veces el imperio de un editor se hace necesario para trazar una geografía literaria, el recorrido de autores que uno va siguiendo porque un editor lo ha diseñado así. Todo premeditado quizá. Aquí, Jorge Herralde enumera los libros que le hubiera gustado publicar; más interesante aún que escuchar a un autor sobre los libros que le hubiera gustado escribir.

martes, 12 de julio de 2016

El franquismo y la literatura del ‘boom’

Imagen tomada de aquí.

Los censores no molestaron, en cambio, a García Márquez. Su primer libro en España fue La mala hora, en 1962, pero no sería hasta la publicación en 1967 de Cien años de soledad cuando se editaría en amplias tiradas. En 1969, Círculo de Lectores solicitó publicar 5.000 volúmenes de la novela debido a “la premura con que los clientes” pedían más ejemplares.

El censor señaló en su informe que la historia de los Buendía no suponía problema político ni ideológico alguno, aunque “moralmente, presenta un ambiente en el que predomina la inmoralidad”. El censor identificado como Lector 21, que ya había prohibido Las buenas conciencias, de Carlos Fuentes, autorizó su edición y escribió: “Como novela, muy buena”. Solo Jorge Luis Borges recibiría una aceptación tan incondicional: El Aleph pasó en 1969, dos décadas después de su publicación original, sin objeciones, y su autor fue considerado por la censura como “uno de los más grandes líricos de la lengua española”.

Fuente: El País.

lunes, 23 de mayo de 2016

Eduardo Sacheri sobre el canon literario


-Ser reconocido con un galardón de este tipo habilita que el circuito literario te mire con otros ojos. El canon culto de la literatura nacional suele mirarte de reojo.
El mío es un lugar absolutamente marginal. En ese sentido soy un inimputable, porque no tengo una formación académica. Mi formación es la de un lector. Tengo ese nivel de anarquía, de la inorganicidad de quien leyó los libros con los que se tropezó, los que intuyó que le gustarían o que le recomendaron. No tengo una visión de conjunto de la literatura universal, y eso indudablemente condiciona lo que puedo escribir. Y está bien, no importa. Por suerte la literatura es enorme y hay un lugar para todo el mundo.

-¿No necesitás de la bendición académica?
No. Pero tampoco me parece mal que la academia tenga sus prácticas y preferencias. Hay voces múltiples. Lo que no me gustaría es que se bendijera un modo de hacer literatura como único. Lo que más me preocupa de estas canonizaciones o excomuniones literarias es el universo de posibilidades que se permiten. Sería triste que uno quisiera explorar un camino y no hacerlo por pensar si voy por acá, me van a hacer mierda. Eso es lo único que lamentaría.

Fuente: La Nación.

lunes, 16 de mayo de 2016

Los cien de Cela


Encuentro una bonita columna de Elvira Lindo sobre los 100 años del nacimiento de Camilo José Cela. Pueden leerla completa aquí.

Menos mal que mi padre no fue una celebridad. Lo digo en serio. Encuentro realmente difícil ser hija de un señor al que nadie tose, del que un gran número de personas piensa que es un genio, que posee la capacidad de despertar en los demás más miedo que respeto y que, de alguna manera, por muy justo que un hombre reconocido trate de ser, oscurece la biografía de los hijos, hasta convertirlos de por vida en hijos de. 

Fuente: El País.

jueves, 10 de marzo de 2016

Mario Vargas Llosa sobre la catarsis


Te descargas de algo que es un gran peso. Pero sólo descubres qué es y cómo es cuando eres capaz de expresarlo, o a través de la literatura, de la pintura o de la música o de cualquier manifiestación creativa. Porque tú puedes sentirte muy mal pero no saber por qué. Y creo que una de las maravillas del arte es que te permite formular aquello que para ti es incierto, confuso, una fuente de angustia terrible. Pero qué es lo que ves cuando el arte le da una forma y lo hace comunicable. Muchas veces esa sensación, esos estados de ánimo, no sabes a qué se deben. Son unos estados de ánimo que padeces, pero la explicación profunda no la tienes. Y yo creo que sólo eso es claro cuando la literatura o el arte te los ponen a cierta distancia y te permiten apreciarlos con todos tus sentimientos, tus instintos, tus intuiciones. Creo que es una de las grandes funciones del arte: hacer un retrato de lo más profundo, de lo más secreto que hay en nosotros.

Fuente: ABC.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Rosa Montero sobre los efectos benéficos de la lectura


Siempre me han dado pena las personas que no leen. Y no porque sean más incultas y menos libres, aunque es bastante probable que sea así. No, las compadezco porque creo que viven mucho menos. Leer es entrar en otras existencias, viajar a otros mundos, experimentar otras realidades. Y además, ¡qué inmensa soledad la de quien no lee! Porque la literatura nos une con el resto de los habitantes de este planeta, nos hermana con la humanidad entera, más allá del tiempo y el espacio. Podemos experimentar las mismas emociones que un escritor inglés del siglo XVI o que una autora contemporánea de la remota Nueva Guinea. Y al fundirnos con los demás, al salir de nosotros mismos, salimos también por un instante de nuestra muerte, que nos espera enroscada en la barriga. Leer te hace inmortal.

Fuente: El País.