En un París del futuro,
Herman se encarga de administrar justicia de una manera peculiar: cada lunes
por la mañana, de cinco delincuentes seleccionados, tiene que liquidar a uno.
Se trata de una manera de
perfeccionar el sistema democrático en base a la represión. De esa forma, en la
sociedad que refleja la novela, se han concretado hasta el delirio los
postulados principales de Foucault en Vigiliar
y castigar: el hombre mismo es una herramienta del propio instrumento que
una vez creó para ordenar la vida de los otros hombres.
Todo transcurre con
normalidad hasta que Herman tiene la ocurrencia de escoger a su víctima semanal
mediante el azar. Para esto, se valdrá de la participación de Ona, su bella
esclava.
La novela tiene un inicio
lánguido, al cual se suma un extenso y abrumador diálogo entre Herman y su
esclava, diálogo que por ratos llega a ser soporífero. No obstante, luego, con
la participación activa de Ona en la historia, la trama gana en intensidad y
suspenso, pues ella será la encargada de elegir quién de los cinco criminales
será el condenado a morir. Por su parte, la esclava (siempre bajo la atenta
mirada de Herman) se verá obligada a interactuar con estos, quienes a su vez se
sentirán afectados por la perturbadora presencia de Ona.
Tocilovac construye así una
novela en donde se reflexiona sobre la sociedad del futuro, la evolución de los
conceptos como el bien y el mal, y hasta la noción misma de poder. El autor
indaga sobre ese futuro que es tan palpable en nuestro presente: personas
adictas a las drogas, televisión de contenido pernicioso e idiotizante, la
concentración del poder en manos de unos pocos. Todo esto bajo condiciones
climáticas nocivas y una ciudad en ruinas como único vestigio del pasado.
Tocilovac tiene una mirada
crítica en lo que al devenir de la sociedad concierne. Este peso total del acto
de observar el sistema imperante hace que desatienda otros aspectos esenciales
en la narración, como la descripción de los espacios en los que se desenvuelven
sus propios personajes.
Habría que agregar que, en
cuanto a la edición, faltó añadir muchos signos de interrogación en los
diálogos, así como suprimir el uso de frases demasiado coloquiales que utilizan
tanto los personajes como el propio omnisciente.
TOCILOVAC, Goran. Una caricia y castigo. Lima: Paracaídas, 2013.