miércoles, 13 de enero de 2016

Tres mujeres


Uno se topa con un título como este y de inmediato piensa: «Debe ser un libro con tres cuentos». Hay que desconfiar. Sí. Hasta este punto hemos llegado en este blog; ahora desconfiamos incluso de los títulos de los libros.

Tres cuentos son, en efecto. Muy pocos, a mi parecer. A mí los libros de cuentos me gustan cuando traen de siete para arriba. Si un cuento es bueno el libro se salva del fuego. A más cuentos, más opciones de salvarse. Tres es muy arriesgado. Dante lo sabe.

Tres, decíamos. Relatos de largo aliento. No encaja en mis gustos (aún) el relato largo. El knockout de Cortázar no se cumple en un cuento con demasiadas páginas. El relato largo se me antoja una pelea de borrachos.

Llevo tres párrafos y ya debería terminar, pero no he hablado del libro. Me ha encantado la perfección del tres. Tres cuentos, tres mujeres, tres días que llevo sin fumar. Se nota cómo divago.

Al punto.

En su primer libro, Noltenius ya nos mostraba un afán: querer parecerse a Carver. No le salió. O, mejor dicho, tal vez sí pero en algunos cuentos. Y de mímesis está hecha gran parte de los debuts literarios. No hay escritor que en su primer libro no se jacte de imitar a un referente que él considera sagrado. Habría que ser muy hijo de puta para decir que uno escribe desde cero. Habría que ser Camilo José Cela, por ejemplo.

Los segundos libros, en cambio, son para deshacerse de los padres, cruzar la pista solos, comer con cubiertos y dejar de hacer en la bacinica. Los segundos libros son para mostrar un mínimo de independencia. En el mejor de los casos, sirven para mostrar el abultado bíceps llamado estilo.

Luego de seis (dos veces tres) años, Noltenius publica su segundo libro y esta vez se ampara bajo la sombra de Munro. De Carver a Munro se nota otro afán, otro interés, quizá una evolución: la Munro tiene un Nobel y Carver no.

Jo.

Es como más de lo mismo pero intentando imitar la extensión de los cuentos de Munro. No sé si me dejo entender: mujeres acosadas por sus ambientes laborales y familiares, mujeres que lidian con el recuerdo y el futuro, mujeres al borde de algo o conteniendo un no-sé-qué. Mujeres, en fin.

Cuando uno termina un libro de cuentos de la Munro, siente que ha terminado una novela. Igual acá. La bendita unidad salva al libro. De hecho, es lo que más me ha gustado. El libro es sutil en su estructura porque se ha destazado a una mujer en tres partes. Leamos los títulos de los cuentos para mayor entendimiento: Casada, Divorciada, Soltera.

Simple. Acertado.

Arriesgado también. Lo repito.

Solo un cuento se salva: el primero. Los demás están llenos de ripio, florituras, adorno innecesario. No obstante, a comparación de su primer libro, Noltenius tiene aquí una prosa menos estancada, menos rígida. El dominio del lenguaje es evidente. Pero, ay, la extensión de las historias.  Yo, en lugar de tres, hubiera puesto seis mujeres. Pero entiendo la necesidad de explorar a «la mujer» en cada estamento social. Solo dan para tres, lamentablemente. 

No voy a decir que, en conjunto, está bien. Solo diré que no está mal (y eso no es decir lo mismo; tenga cuidado, señor lector, con sobreinterpretarme). La persistencia en el cuento es algo que siempre se saluda. 

NOLTENIUS, Susanne. Tres mujeres. Lima: Animal de invierno, 2015.

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