lunes, 29 de diciembre de 2014

El día antes de la felicidad


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El vacío de cara a una pared, dejado por una librería vendida, es el más profundo que conozco.

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La humanidad, desde dentro, causa horror, es carne digna de asarse en el infierno.

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Aquí es que no puede uno escribir un verso, que en seguida aparece alguien que dice: yo llegué primero. Pues no, señores míos, la poesía no es un tranvía donde quien llega primero se sienta y los demás se quedan de pie. La poesía no es una carrera de velocidad en la que hay que llegar el primero. Cada día nace virgen de poesía, uno se despierta y la renueva.

DE LUCA, Erri. El día antes de la felicidad. Madrid: Siruela, 2009.

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