viernes, 4 de junio de 2010

Buenos días, Tristeza

¿Qué puedo decir de esta novela? Me hechizó...

"(...) En ese momento el paisaje, el tiempo desaparecieron; no hubo más que esta cerilla, mi dedo encima la caja gris y la mirada de Ana. Mi corazón se volvió loco, se puso a latir con golpes fuertes, crispé mis dedos sobre la cerilla, se encendió y mientras yo tendía la cara hacia ella mi cigarrillo la cubrió y la apagó. Dejé caer la caja y cerré los ojos La mirada dura, interrogante de Ana pesaba sobre mí. Suplicaba a alguien alguna cosa, que esta espera terminara. Las manos de Ana levantaron mi rostro, yo apreté los párpados por miedo a que viera mi mirada. Sentía que se me escapaban lágrimas de agotamiento, de torpeza, de placer. Entonces, como si ella renunciase a toda pregunta, en un gesto de ignorancia, de calma, pasó sus manos a lo largo de mi rostro y me soltó. Después me puso en la boca un cigarrillo, y se sumergió en su libro. Yo he dado un sentido simbólico a este gesto, he tratado de darle uno cualquiera. Pero hoy cuando fallo una cerilla, vuelvo a vivir aquel instante extraño, el foso entre mis gestos y yo, el peso de la mirada de Ana, y este vacío alrededor, esta intensidad del vacío..."

Fraoise Sagan (Ediciones francomexicanas, 1955).

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