domingo, 6 de marzo de 2011

La piel fría

Un comentario del Facebook me alentó a buscar esta novela. Decía algo así: "la última novela que leí fue La piel fría de Albert Sánchez Piñol y no puedo dejar de pensar en ella". Mi primera reacción fue "wow! Yo también quiero leerla".

 No me fue difícil hallarla (nada comparado con la Odisea que tuve que realizar para encontrar "El desierto de los Tártaros" de Buzzati). Nuevamente, K me la consiguió y, por motivo del día de San Valentín, me la dio de regalo.

Vaya que la novela lo sorprende a uno. No busqué reseñas por internet y apenas me atuve a lo que encontraría en sus páginas. Ha sido una de las novelas más raritas que he leído.

El libro comienza cuando nuestro protagonista, desertor de la guerra de Irlanda, llega a una isla en la que trabajará como técnico atmosférico durante un año. Busca así aislarse de la humanidad, a la cual detesta y no comprende por razones que explicitará más adelante. La única construcción que indica la existencia de la civilización en ese pedazo de tierra en medio del oceano es un faro, en el cual vive Batís Caffó (qué nombre más hermoso ¿no? Nunca se me olvidará. Batís Caffó, Batís Caffó), el supuesto encargado de manejar las luces cuando el cielo oscurece.

La novela da un giro sorprendente la primera noche que nuestro personaje principal pasa en la isla. No puedo decir más. El resto es el transcurso de una historia a veces retorcida y violenta, a veces profunda, filosófica. Lo mejor es la narración. Uno jamás se desengancha del libro. Piñol, además, utiliza bellas metáforas y deja que el lenguaje fluya con total naturalidad. ¿Hace falta añadir algo más para recomendarla?

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