Desde que decidí ordenarme he optado por retomar este blog para volverlo, entre otras cosas, una bitácora personal. Un post por semana para monitoriear lo que avanzo en las cosas que hago es mi meta. Se supone que ayer domingo debí empezar publicando esta entrada, pero tuve tantas cosas que hacer -entre una de ellas, encontrar una hermosa plantilla para mi blog- que ni siquiera empecé la tarea importante de cada día: hacer la tesis.
Según lo apuntado en mi agenda me tocaba mantener la meditación. Lo he tratado. Juro que sí. Siempre antes de dormir. Pero paulatinamente el odioso insomnio (ya no sé si es insomnio) me ha visitado de nuevo. Hoy es lunes así que debo continuar con la meditación. Tengo la sensación que voy por buen camino.
Terminar de leer el Bartleby de Vila-Matas también estaba en mis pendientes. Me faltan algunas páginas que se pueden leer en un par de horas. Sin apurarme, lo acabaré hasta antes del domingo. La verdad, lo estoy disfrutando mucho. Como lo mencionó R. -a quien le debo el favor de habérmelo prestrado- este libro es una pequeña joyita. Sin lugar a dudas, le pondré cuatro estrellas en mi anobii.
Hoy también llamé a un presunto estafador del deprimente mundo editorial limeño, quien me prometió reunirnos justamente hoy para conversar sobre una propuesta de "trabajo". Hace mucho que H. me ofreció realizar entrevistas para una revista que publica cuando le da la gana o quizá cuando está tan aburrido que no tiene otra cosa más que hacer. Hace mucho también que me "pasea" diciendo que conversaremos en su -hasta el momento- abstracta oficina, de la cual solo tengo la dirección apuntada en la libreta. Hoy volvió a excusarse y me aseguró que el miércoles nos sentaremos a charlar. Dudo que suceda. Y, si sucede y me incluye en la revista, dudo que me pague.
Creo que la buena noticia es que volví a escribir. Ya hace una semana remendaba algunas cuantas frases o párrafos sin objetivo alguno. También estuve escribiendo uno que otro poema. Sucede que siempre tengo el imperativo de presentarme a los concursos de cuento que se realizan aquí y justamente ahora se viene uno bueno. Por otro lado, la necesidad de escribir ya era palpable. Quiero pensar que ambos motivos coincidieron. El otro día terminé el boceto -a grandes rasgos- de lo que será mi cuento y hoy aproveché eso que creo que es insomnio -me levanté a las cinco de la mañana- para escribir unas cuantas carillas.
Finalmente, para terminar de rendir cuentas, hice un cronograma -¡que no estoy cumpliendo!- sobre la elaboración de mi Marco Teórico. Lo bueno es que ya visualicé el modo en que voy a organizarme: escribiré el índice, el estado de la cuestión y luego paso a desarrollar los capítulos. El problema es llevarlo a cabo. Apenas me pongo a redactar sucede algo: o me entra sueño o alguien me llama o estoy, sencillamente, muy propenso a las distracciones. Esta semana haré un gran esfuerzo por dar grandes pasos.
Ha sido una semana buena, al fin y al cabo.
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