lunes, 27 de diciembre de 2010

El monitoreo de la semana (IV)

Este es el último post del mes y del año con respecto a mis temas de autovigilancia. Se supone que estos son posts domingueros pero ayer no hubo internet en el lejano pueblo donde vivo. Mientras mi hermano y yo conversábamos aburridos y sin conexión, la analogía de estar sin internet y la de estar sin luz (como en un apagón) se presentó ante mí como una certeza.

Cinemero
Acabo de ver "La Chinoise" de Godard. Solo resta leer algunas críticas que ahonden en la comprensión de esta genial película del director francés, quien es primo hermano del candidato a la presidencia (PPK). ¿Pareciera una broma por el día de los inocente, no? Pues es verdad.

Librofilia
Terminé de leer "Los anillos de Saturno" de Sebald, y en un futuro no muy lejano planeo tener "Austerlitz" entre mis manos. Dicho sea de paso, esta navidad hice regalos y le compré a K. "Los cínicos no sirven para este oficio", del periodista polaco Ryszard Kapuscinski. Siguiendo la norma, lei este libro antes de envolverlo en el papel navideño. Lamentablemente nadie se aventuró a regalarme "El desierto de los tártaros" de Buzzati, pero sé que algún día no muy lejano, embebido por el espíritu intelectualoide francés de "La chinoise", me la compraré y la leeré de cabo a rabo en un cafetín del centro de Lima, fumando uno que otro cigarro, en tanto mi salud lo permita.

El arte de escribir
Estoy en la fase de transcribir mi cuento a la PC. Luego vendrá una fase de correción sumamente escrupolosa. La idea es trabajarlo una o dos horas al día. Sé que hoy es lunes y no puedo flojear.

La tesis
¡Oh, la tesis! Esta semana me reuní con mi asesora, quien me prestó un libro y prometió darme otro la primera semana de enero. Felizmente, acabo de hacer un horario de trabajo (iba a titular este post "Encontré trabajo") ya que he decidido priorizar la tesis antes que a la literatura. Así es. Hay una especie de habitación a medio construir en el segundo piso de donde vivo y es allí donde he colocado un escritorio y una silla negra sin respaldar. Por ahora, se podría decir que es mi gabinete. Allí subo a leer y hacer apuntes. La idea es convertir esta rutina en un trabajo propiamente dicho, con horarios a respetar y descansos incluidos. Ya hace mucho que postulé a La República y, como no me llamaron -y creo que no llamarán, y es mejor así-, no tengo compromisos laborales con nadie (tampoco los buscaré). He decidido acabar la tesis en la primera mitad del 2011 y luego buscar un trabajo digno.

Hoy es lunes y tengo muchas cosas por hacer. Empiezo por bañarme.
¡A luchar contra la flojera!

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