miércoles, 27 de enero de 2016

Libro de la enfermedad


JEREMÍAS

Esta mañana, tras salir del templo,
al borde del camino me detuve
y en voz callada, que no conocía,
así me dije: ¿acaso somos más
que las larvas que reptan sobre el barro,
cuyo destino puede marchitarse
tan solo hollado por el pie de un niño;
podría asegurarlo, yo que he visto
al mismo niño desprender la hierba
y, del hierro inflamado, someter
la liebre temeraria, tu creación
contraviniendo; o a la mujer adúltera
cuando el pecho retira a sus infantes,
pero la leche vierte en el mantel
del que en holgura yace; o a mí mismo,
cuando las rosas hago florecer
en la piel encendida de mi esposa,
una muchacha fiel a quien castigo
por su inocencia, hasta que los dos,
ambos, nos abrazamos temerosos
de que la arcilla nuestra envidiaras?
¿Pues si, Señor, el hombre, tu reverso,
no puede por más tiempo contemplar
tu llama que el gusano o la serpiente,
cómo poder siquiera imaginarte
si entre el fango vivimos, cómo erguir
más alta torre que aquella que tú
edificaste, cómo del milagro
seguir los pasos en sentido inverso
y desde nuestro barro hacer brotar tu luz?

DÍAZ CHOZA, Mateo. Libro de la enfermedad. Lima: Paracaídas, 2015.

miércoles, 20 de enero de 2016

1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima


Escribir resulta cada vez más difícil. Antes bastaba con tajar un lápiz y ponerse a ello. Ahora se necesita el ordenador, un póster de Rimbaud al lado, cierta vida bohemia y mucha marihuana. E incluso así, nos hemos agotado en las cinco primeras líneas de una nouvelle que anhelamos terminar. Paulo César Peña ha optado por el camino fácil: tomar el lápiz y escribir.

Lo demás es un producto, una consecuencia, un hijo. Peña ha parido 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima. Podemos decir que el autor no ha publicado el libro que el orden de su futura bibliografía le demandará, pero sí se puede afirmar que nos entrega el libro que necesitaba escribir.

Fruto de una obsesión, Peña nos acerca al Eielson que habitó en Lima durante 1945. No hay otra manera de resumirlo. El resto es literatura. 

Mezcla de ensayo, crónica y poesía, aquí se muestra el lado agresivo de Eielson. Las fotos del autor de Habitación en Roma lo intentarán desmentir, los estudiosos de la obra de este poeta no lo querrán creer, sus dispersos lectores no lo podrán asimilar; sin embargo, el Eielson que aquí vemos está escupiendo la indigesta poesía de Chocano y proponiendo a Eguren y Vallejo —a quienes sí digiere— como parte del nuevo canon.

Canon. La palabra sagrada

El análisis de Peña se pone interesante cuando (sin juzgar) nos describe al «trinomio» conformado por Eielson, Sebastián Salazar Bondy y Javier Sologuren. La disección efectuada sobre Eielson (hecha en base a una erudita documentación invisible) nos permitirá verlo tomando posiciones de poder, modificando a su antojo el plano cultural de la Lima de ese entonces y disparando desde su tribuna en La Prensa. Eielson articulista, Eielson crítico, Eielson bien contactado, Eielson cuchillo. (Y luego del sesudo estudio, se incluyen también sus artículos nunca antes publicados. Un lujo al lado de las prosas poéticas salpicadas a lo largo del análisis y que son, sin el menor atisbo de duda, lo mejor del libro.)

Peña utiliza a Eielson como excusa para hablar de sí mismo. Algo similar hace Eielson, quien, en algunos pasajes, pareciera habitar al autor. Así, objeto de estudio e investigador llegan en muchos momentos a ser una misma persona. Las fronteras se diluyen. ¿Quién es Paulo César Peña? ¿Quién es Jorge Eduardo Eielson?

Han pasado 70 años desde la época retratada por el autor. Durante este periodo se ha escrito bastante sobre Jorge Eduardo, pero Peña puede vanagloriarse de algo: salvo él, nadie lo había hecho con estilo.

Estilo. Pocos lo tienen. Francisco Umbral lo tuvo, William Gaddis lo perdió, a Borges se lo hurtaron, a Paulo César Peña le sobra. 1945 es un híbrido compuesto por 45 prosas que narran, analizan, describen, informan, iluminan, edifican y poetizan el tránsito de Eielson durante ese año. Es un tránsito que observador y observado van a recorrer juntos sobre una Lima con ínfulas de París. Peña atisba todo con ojos de 1945, y todo lo va a describir. Es el año en que Eielson irrumpe en el circuito cultural limeño (del cual se apodera), llegando a su punto más alto con la corona de laureles que significó el Premio Nacional de Poesía.

Escribir no es otra cosa que desnudarse. La cantidad de literatura que contiene un texto es directamente proporcional a lo que el autor nos ha dejado husmear de su persona. De andar quitándose la ropa o despellejándose mostrando las vísceras va esto que se llama escribir. El final de este rarísimo libro golpea al lector y lo llena una tristeza necesaria. Uno lo termina de leer y siente (porque se ha sentido a Eielson) que la literatura era esto.

PEÑA, Paulo César. 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima. Lima: Paracaídas, 2015.

miércoles, 13 de enero de 2016

Tres mujeres


Uno se topa con un título como este y de inmediato piensa: «Debe ser un libro con tres cuentos». Hay que desconfiar. Sí. Hasta este punto hemos llegado en este blog; ahora desconfiamos incluso de los títulos de los libros.

Tres cuentos son, en efecto. Muy pocos, a mi parecer. A mí los libros de cuentos me gustan cuando traen de siete para arriba. Si un cuento es bueno el libro se salva del fuego. A más cuentos, más opciones de salvarse. Tres es muy arriesgado. Dante lo sabe.

Tres, decíamos. Relatos de largo aliento. No encaja en mis gustos (aún) el relato largo. El knockout de Cortázar no se cumple en un cuento con demasiadas páginas. El relato largo se me antoja una pelea de borrachos.

Llevo tres párrafos y ya debería terminar, pero no he hablado del libro. Me ha encantado la perfección del tres. Tres cuentos, tres mujeres, tres días que llevo sin fumar. Se nota cómo divago.

Al punto.

En su primer libro, Noltenius ya nos mostraba un afán: querer parecerse a Carver. No le salió. O, mejor dicho, tal vez sí pero en algunos cuentos. Y de mímesis está hecha gran parte de los debuts literarios. No hay escritor que en su primer libro no se jacte de imitar a un referente que él considera sagrado. Habría que ser muy hijo de puta para decir que uno escribe desde cero. Habría que ser Camilo José Cela, por ejemplo.

Los segundos libros, en cambio, son para deshacerse de los padres, cruzar la pista solos, comer con cubiertos y dejar de hacer en la bacinica. Los segundos libros son para mostrar un mínimo de independencia. En el mejor de los casos, sirven para mostrar el abultado bíceps llamado estilo.

Luego de seis (dos veces tres) años, Noltenius publica su segundo libro y esta vez se ampara bajo la sombra de Munro. De Carver a Munro se nota otro afán, otro interés, quizá una evolución: la Munro tiene un Nobel y Carver no.

Jo.

Es como más de lo mismo pero intentando imitar la extensión de los cuentos de Munro. No sé si me dejo entender: mujeres acosadas por sus ambientes laborales y familiares, mujeres que lidian con el recuerdo y el futuro, mujeres al borde de algo o conteniendo un no-sé-qué. Mujeres, en fin.

Cuando uno termina un libro de cuentos de la Munro, siente que ha terminado una novela. Igual acá. La bendita unidad salva al libro. De hecho, es lo que más me ha gustado. El libro es sutil en su estructura porque se ha destazado a una mujer en tres partes. Leamos los títulos de los cuentos para mayor entendimiento: Casada, Divorciada, Soltera.

Simple. Acertado.

Arriesgado también. Lo repito.

Solo un cuento se salva: el primero. Los demás están llenos de ripio, florituras, adorno innecesario. No obstante, a comparación de su primer libro, Noltenius tiene aquí una prosa menos estancada, menos rígida. El dominio del lenguaje es evidente. Pero, ay, la extensión de las historias.  Yo, en lugar de tres, hubiera puesto seis mujeres. Pero entiendo la necesidad de explorar a «la mujer» en cada estamento social. Solo dan para tres, lamentablemente. 

No voy a decir que, en conjunto, está bien. Solo diré que no está mal (y eso no es decir lo mismo; tenga cuidado, señor lector, con sobreinterpretarme). La persistencia en el cuento es algo que siempre se saluda. 

NOLTENIUS, Susanne. Tres mujeres. Lima: Animal de invierno, 2015.