viernes, 27 de diciembre de 2019

Cuestionario básico para periodistas en apuros


¿Cómo inició su pasión por las letras y la literatura? ¿Podría hablarnos sobre su nuevo libro? ¿Cuánto tiempo le tomó escribirlo? ¿Cómo se le ocurrió la trama? ¿En qué se inspiró? ¿Cuál es el mensaje de su novela? ¿Cuáles son sus principales influencias literarias? ¿Pueden competir las novelas con las series de Netflix? ¿Cómo podríamos hacer para que los niños y adolescentes se acerquen más a la lectura? ¿Su novela está basada en hechos reales? ¿Cuáles son sus expectativas respecto a esta nueva publicación? ¿Lo que usted escribe se podría catalogar como autobiográfico? ¿Qué experiencias personales están dentro de su libro? ¿Qué libros de autores peruanos nos podría recomendar? ¿Cuál es su libro de cabecera? ¿Lee en Kindle o prefiere el papel? ¿Cómo se gana la vida? ¿Qué consejo les daría a los autores que recién están comenzando? ¿Le tiene miedo a la hoja en blanco? ¿Cómo afronta el bloqueo literario? ¿Se siente más cómodo escribiendo poesía o narrativa? ¿Cuál es la relación que usted encuentra entre el periodismo y la literatura? ¿En qué proyectos viene trabajando? ¿Cuál es el título de su próximo libro? ¿Qué se necesita para escribir? ¿Dejaría de escribir si se ganara la lotería? ¿Cómo es su proceso de escritura? ¿Practica algún ritual antes de escribir? ¿Sabía que Harold Pinter se comía una sandía entera antes de comenzar a escribir? ¿Existió realmente un boom latinoamericano o solo se trató de una exitosa estrategia comercial? ¿Quién cree que debería ser el próximo Ministro de Cultura? ¿Cuánto tiempo cree que durará la actual ministra en el cargo? ¿Escribe a mano o directamente en la computadora? ¿Se puede vivir de la literatura? ¿Ya le pregunté cómo se gana la vida? ¿Para quién escribe usted: para la academia o para el gran público? ¿Seguro que no desea decirme el título de su próximo libro? ¿Por qué miente en las entrevistas? ¿Comanda usted algún pelotón en el Vraem? ¿Ha pensado retomar el tema de su primer libro? ¿Cree que existe una mafia o argolla literaria? ¿Nos podría dar algunos nombres? ¿Teme por su vida luego de las reseñas negativas que publica? ¿Sale a la calle con chaleco antibalas? ¿Cuál es el autor más sobrevalorado de la literatura peruana actual? ¿Cuál es el autor menos valorado de la historia de la literatura peruana? ¿No me quiere decir el título de su libro porque tal libro no existe o se trata de una de sus tantas cábalas? ¿Fuma mientras escribe? ¿Tabaco? ¿Son importantes los premios literarios para la carrera de un escritor? ¿Por qué dice que no existen escritores sino autores? ¿Qué libro se llevaría a una isla desierta si tuviera que elegir solamente uno? ¿Por qué escribe?

jueves, 19 de diciembre de 2019

Un solitario fiscal en Trujillo

Una agradable sorpresa me he llevado al ver Casos complejos, la última película de Omar Forero. Y ya estamos algo tarde, nada menos que diciembre, para sentir en el pecho (o donde a uno se le antoje) buenas impresiones. En fin, que me ha gustado (no toda, pero sí en gran parte, y antes que me líe, me explico).

La historia cuenta la desarticulación de una red de corrupción y crimen organizado en Trujillo. El encargado de esta labor será un valiente fiscal apellidado Bardales que, junto a un equipo bastante joven, irá tras la pista de una banda de delincuentes llamada Los Iracundos.

(Cabe agregar aquí que esta historia tiene un ingrediente real, pues las acciones del protagonista están inspiradas en las del fiscal William Rabanal Palacios, quien hace algunos años fue titular de la Fiscalía Especializada en Casos Complejos. Rabanal fue el responsable de desarticular numerosas bandas que asolaban La Libertad).

La cinta de Forero logra plasmar muchas de sus buenas intenciones. Hay un tono lírico y pausado que uno jamás pensaría encontrar en una cinta de corte policial. Un tono adecuado, diría yo, que construye imágenes cargadas de poesía, como la parte en la que dos chicos están fumando marihuana y el espectador se entrega a la lenta contemplación de la vida y la muerte. Una escena de lo más sublime, sin duda.

El guion es quizá lo más valioso de este filme. No existen puntos muertos y las situaciones se suceden unas tras otras con urgencia y naturalidad. Esto que ha logrado Forero es el ritmo. Alternar la violencia y la calma, la acción pura y los detalles, las explicaciones necesarias y los silencios.

Hay, no obstante, imperfecciones notorias en la película. La musicalización no siempre sintoniza con lo que vemos. Sin quererlo, en algunos pasajes la música subraya el drama o vuelve paródicos los momentos más solemnes. Por otro lado, los actores son amateurs (de hecho, el fiscal Bardales está interpretado por un pintor) y, en consecuencia, son notorios el artificio y la impostura.

Fuera de estos deslices, la historia que más cautiva y la que tiene los elementos más finos es la de Yónatan, el joven sicario que pertenece a Los Iracundos. Sobre este personaje sí hubo un mayor tratamiento. Es notable la complejidad narrativa con la que Forero decide contar la historia de este muchacho y la profundidad psicológica que le otorga. 

Casos complejos es una película que toca un tema puntiagudo y que, ante un examen riguroso, se podría decir que sale bien librada. La ha tenido difícil en su paso por Lima, con horarios mezquinos y muy pocas salas. Vale la pena.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Un granito de mostaza y otros cuentos reaccionarios

A los autores que no se toman muy en serio, yo me los tomo muy en serio. Juan Carlos Nalvarte Lozada (Arequipa, 1991) es uno de ellos. He leído hace poco Un granito de mostaza y otros cuentos reaccionarios (2019), su más reciente libro, y he tenido la impresión de estar frente a un narrador al que solo le interesa escribir muy bien y parodiarse a sí mismo y seguir escribiendo bastante bien. En resumen, Nalvarte se ríe de él y se ríe de todos. Ha entendido de qué va esto que llamamos literatura.

En los paratextos de este conjunto de relatos breves encontramos el tono en que están escritos. Dice Andrea, la esposa del autor, en la contraportada: «Asquerosamente heteropatriarcal. ¿Para eso me esfuerzo en cocinarte?». Con un blurb así uno dice de inmediato: tengo que robar este libro y leerlo. A mí me lo obsequiaron.

El humor en literatura es —atención con la ironía— un asunto muy serio. Quizá solo existe un reducido grupo de seres destinados a escribir en clave de humor y sin mucho esfuerzo, y con este libro me ha quedado claro que Nalvarte es uno de ellos. Lo que él hace aquí solo se lo he visto a Sławomir Mrożek, que ya es decir bastante. Despliega un humor ingenioso y disparatado, y, además, trabaja el absurdo con una maestría perversa (hay un cuento verdaderamente desternillante en el que dos republicanos de la guerra civil española empiezan a amedrentar a una pintura del Sagrado Corazón de Jesús).

Son muchos los aciertos de estas narraciones breves, pero esos méritos quedan opacados ante las erratas con las que el lector se topa cada tanto. Este es un libro autoeditado, ojo. Sé que Nalvarte tuvo una mala experiencia con su primer libro y que de allí en adelante ha optado por la autoedición, con todo el riego que esto implica. Y aquí, estimo, el riesgo ha sido mayor porque si se hubieran suprimido algunos cuentos y corregido todos los vicios del lenguaje que aparecen en estas páginas, el resultado habría sido más que notable. Pese a esto, en este conjunto de relatos puede apreciarse el oficio que sus tres anteriores publicaciones le han otorgado a Nalvarte.

Otro punto a destacar es el eje temático en el que gravitan sus historias. Aquí, el autor se arroja sin el menor temor a parodiar el mundo actual (un mundo plagado de activistas del medio ambiente, hombres transespecies y asambleas supremas que controlan nuestras vidas bajo determinadas ideologías). Todos sus personajes son seres desencantados con el mundo en el que viven y que, lejos de rendirse, hacen el mayor esfuerzo por adaptarse a él.

Juan Carlos Nalvarte Lozada ha escrito un libro simpático que casi no ha publicitado en ningún medio. Quizá le gusta pasar desapercibido, pero yo digo que es justo darle una oportunidad y seguirle la pista.