jueves, 13 de septiembre de 2012

Trenes rigurosamente vigilados

En febrero de 1997, Bohumil Hrabal, ya recluido en el hospital donde pasaría sus últimos días, se cae del décimo piso mientras intenta dar de comer a las palomas. Para ese entonces había dejado escrita una extensa obra, entre la que destacaba notoriamente la novela corta Trenes rigurosamente vigilados.

La trama se ambienta en la Segunda Guerra Mundial durante la ocupación alemana en Checoslovaquia. Milos Hrma es un jovenzuelo que labora en una estación de trenes junto a personajes tan disparatados como Hubička, el Don Juan del lugar, y un jefe de estación obsesionado con las palomas.

No sé qué pasó con este libro. No me gustó tanto como pensé. Venía con muy buenas recomendaciones y críticas. Incluso su adaptación cinematrográfica recibió un premio Óscar allá por 1967. Tal vez elevar la valla es un error común antes de iniciar ciertas lecturas que llegan con un acantilado de buenos comentarios detrás.

La novela de principio a fin es hilarante, aunque llena de altibajos. Tal vez los puntos más flacos fueron el mundo ferroviario con el que uno no termina por engancharse, la sensación de que la novela podía explotarse aún más pero que cae en una mesura inexplicable y, sobre todo, la rapidez con que Hrabal quiere llegar al final y lo apura.  

HABRAL, Bohumil. Trenes rigurosamente vigilados. Barcelona: El Aleph, 2005.