A veces me pregunto si las novelas posmodernas merecen una reseña posmoderna, es decir, un reseña que hable poco o nada de la novela y que más bien se pierda en datos irrelevantes como el número de caracteres de la que está compuesta o cuántos arbolitos murieron para que la publicaran.
Pero no, acá no vamos a inaugurar ninguna nueva modalidad de hacer reseñas. La posmodernidad es flojera y nosotros nos vamos a tomar el trabajo de hablar de Sabático.
Sí, otra vez John Barth. Aunque es la primera vez que lo menciono en mi blog, lo de otra vez es porque todo el mundo habla de Barth y Barth. Barth por aquí, Barth por allá. Todos han leído Barth y de tanto pronunciar su apellido parece que ladran (¡Barth! ¡Barth!).
Sabático.
¿De qué va?
Se trata de un viaje. El 99% de la novela los dos protagonistas se la pasan en un yate. Suse y Fenn. Una joven profesora de literatura inglesa y un tardío aspirante a escritor.
Bueno, ambos disfrutan de su año «sabático», que no es otra cosa que pasar un año leyendo a Sabato.
Bromeo. Es un año sabático que usan para replantear su relación y el futuro de sus carreras. Y, sobre todo, la importante decisión de tener o no tener hijos.
Con letra apretada y poco margen, la novela tiene unas 322 páginas que bien hubieran podido ser unas 500 en otra edición con mayor presupuesto. Y digamos que Barth se gasta las tres cuartas partes de la novela en hablar exclusivamente de yates, tempestades, puertos, más yates, rutas marítimas y un monstruo marino que emerge en alguna parte del libro. Lo demás es bastante delicioso. La narración en segunda persona del plural que muda a primera del singular y viceversa, los diálogos desprovistos de rayas y donde un omnisciente interviene sin que nadie lo note (de verdad, amo esos diálogos), las historias dentro de otras historias y más.
Es decir, literatura posmoderna.
(Los personajes saben que están siendo leídos y, por tal motivo, se ponen a discutir sobre cuál sería la mejor técnica literaria para contar su historia. En una parte de la novela ambos se sienten cansados y deciden dormir para pasar al siguiente capítulo con energías renovadas.)
Valgan las enormes diferencias, por momentos tenía la impresión de estar leyendo Tantas veces Pedro (Alfredo Bryce Echenique, ¿escritor posmoderno?). Este ritmo disoluto que tienen los personajes y la novela misma en sí. Como si, pese a estar en un yate, no tuvieran movimiento alguno. Una suerte de estancamiento. Barth.
Pero a los posmodernillos les va a encantar. Es decir, a los que devoran todo Gaddis, todo Pynchon, todo Barthelme, todo, todo (especialmente a los davidfosterwallacianos).
Dato extra: en su traducción al español, la novela tiene ciento ochenta y cuatro mil doscientos cincuenta y cuatro caracteres y murieron mil doscientos noventa y seis arbolitos para su publicación.
BARTH, John. Sabático. Barcelona: Montesinos, 1988.
La historia me recuerda a una tediosa película que vi, sobre un marinero que se pierde en alta mar y que no hace nada más que "luchar" contra las olas. En serio, de lo peor. Solo de recordarlo me da pereza. Esta historia me da la misma sensación. Me da que descarte al canto.
ResponderEliminarLas primeras treinta páginas fueron un martirio. Pero la culpa es mía; tengo el defecto de jamás abandonar un libro.
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