Foto: Conrado Chang. |
Este martes acaba la primera Feria del Libro de Lima Norte. Gran iniciativa y buen nombre: FELINO. Sin embargo, salvo un par de eventos rescatables (Lamberti), se trata de una feria muerta. Para animarla un poco, Mario Bellatin estuvo presente y respondió algunas preguntas para un medio local.
-¿Qué hace que una historia te fascine y quieras hacerla propia?
No me fascina ninguna historia. Lo que me fascina es el acto de la escritura. El hecho de enfrentarme a una nada. De pronto, dentro de ese todo, aparece una historia. El texto va más allá de esta, es un tono, un susurro. Luego, lo transmito. Necesito tener el espacio para llenarlo de escritura, para que esta se vaya de mí. Mi interés no está en que se publique la obra, sino en seguir escribiendo.
-¿Un proceso parecido al de la plástica o el arte escénico?
No, porque yo tengo el tiempo de volver al texto. El lector no lee lo que yo escribí. El texto pudo nacer de fragmentos pero hay que hacer creer al lector que lo que uno escribe se concibió como aparece en el papel. No hay nada improvisado, hay procesos de corrección y de “desescritura”. Lo más difícil es decidir qué queda o qué no queda. Hay que matar el mito de la página en blanco, y también hacer a un lado eso de la imaginación desbordada, del lenguaje poético o de los personajes que cobran vida. Eso impide la creación de una voz propia. “Aprender para aplicar”, eso no funciona. Hay una idea de lo que deben ser las cosas y ese es el peor daño que se hace a la literatura, porque un libro es un milagro. Lampedusa no fue escritor y precisamente por eso El gatopardo fue una obra maestra. Las corporaciones editoriales tratan de estandarizar los gustos y acallan estos milagros.
Fuente: El Comercio.
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