La última edición de la revista
Buensalvaje parece una tomadura de pelo. Claro, dicho esto en buena
onda. ¿Por qué una tomadura de pelo? Bueno, está la entrevista
a Iván Daniel Thays (ex Iván Thays) en la que el conocido escritor no
pierde la oportunidad de lanzar una crítica más hacia la obra de Miguel
Gutiérrez. Digamos que la polémica va a girar por allí, pero a mí lo que
me ha llamado la atención es esto:
¿Te encuentras trabajando actualmente en algún proyecto narrativo?
—Sí, estoy trabajando en una novela, pero lo que ocurre conmigo es que estoy en un proceso de cambio muy fuerte, un salto cuántico, digamos, y ahora me interesan mucho las cosas espirituales, la razón final, el amor como objetivo y misión de vida. Entonces ese salto hace que replantee no solamente mi función como escritor, sino también mi obra. No sé qué cosa quiero como escritor, qué imagen quiero proyectar, que definitivamente no es la imagen que proyecté con La disciplina de la vanidad. Lo bueno de la literatura es que tienes todo el tiempo del mundo –mientras vivas, claro (risas)– para cambiar de perspectiva.Por eso da la sensación de que te encuentras perdido a nivel temático…
—Claro, va por ese lado. Decreto ser feliz [nota: su libro de cuentos para niños] fue muy importante porque es un quiebre para mí. Creo que eso es lo que quiero. Con decirte que hace unas semanas decidí definitivamente aumentar el Daniel a mi nombre. No solo en mi Facebook, sino ya en mis próximas obras el crédito va a ser Iván Daniel Thays. Es una decisión que tiene mucho que ver con la idea de una nueva persona, de una nueva obra; es decir, de una nueva escritura.
Voy a ponerlo aparte:
(...) hace unas semanas decidí definitivamente aumentar el Daniel a mi nombre. No solo en mi Facebook, sino ya en mis próximas obras el crédito va a ser Iván Daniel Thays.
A mí me causó mucha gracia. Uno no sabe si tomárselo en serio.
Lo otro es un poema de Gustavo Faverón que... uno tampoco sabe si tomarlo en serio. (Pueden leerlo aquí; es el primero.)
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