lunes, 5 de diciembre de 2011

Trilogía Involuntaria

El uruguayo Mario Levrero ha sido el descubrimiento del año. Al comenzar la Copa América 2011, en la que Perú quedó tercero, prometí leer algún libro del país campeón del torneo. Uruguay, en este caso, me deparaba no pocas opciones. Fue en ese instante que R, mi proveedor de libros a préstamo, quien además me permitió tomarle una foto a sus libros (gracias R), me dijo escuetamente «Lee a Levrero», y me hizo llegar este paquete intitulado Trilogía Involuntaria.

Jorge Mario Varlotta Levrero (1940 -2004), nacido en Montevideo, siempre admitió la influencia kafkiana dentro de su obra. Como ejemplo tenemos esta trilogía, compuesta por los libros La ciudad, París y El lugar.

Trilogía Involuntaria, como su mismo nombre lo indica, agrupa a textos que tienen una temática en común pero que Levrero escribió sin previa planificación de unidad. En ellos se hace demostración de una prosa limpia y se exhiben unas historias que se construyen de manera caótica y estructurada a la vez.

La ciudad (1970) es la más realista de las tres, hasta cierto punto. Narra la historia de un personaje que abandona su casa y llega a un lugar que jamás había conocido (y aquí se repite el patrón de los libros posteriores). París (1980), la más onírica de todas, es casi la narración de un sueño y sigue las mismas leyes de éste (si es que los sueños tienen leyes). El protagonista, perdido en un referente real (París), atraviesa por situaciones totalmente descabelladas. Finalmente, El lugar (1982) -a mi parecer, la mejor lograda de las tres- es la descripción de una pesadilla que se burla constantemente del protagonista, un hombre que abre los ojos y se encuentra en un laberinto.

Predomina en esta trilogía el tema del absurdo, un absurdo que jamás termina de aburrir al lector. Uno simplemente no sabe qué le sucederá al personaje en el párrafo siguiente. Narradas en primera persona, las tres novelas presentan siempre a un personaje masculino de mediana edad que jamás se siente identificado con su entorno (y, en algunos casos, hasta consigo mismo) y muestra una insatisfacción existencial constante.

2 comentarios:

  1. UHHH!bienvenido al club de los levreristas. Te animo a La novela luminosa. Es desde luego un singular personaje, de los que o lo adoras o lo odias. Un saludo

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  2. Supongo que leeré «La novela luminosa» y «El discurso vacío» ya para el 2012. Saludos y feliz año. :)

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