Frank O’Hara (1926-1966) fue fundador —junto con John Ashbery y otras importantes figuras— de la Escuela de Nueva York de poesía, la cual siguió las huellas de los movimientos vanguardistas de la época.
En
la poesía de O’Hara encontramos la relación que se establece entre un poeta y
su ciudad. Ejemplo de esto es el libro Meditations
in an Emergency (1957), de donde hemos extraído el poema titulado
«Mayakovsky» (quien, por cierto, era uno de los poetas favoritos de O’Hara). El
tema del poema, así como el del libro, se compone a partir de la crisis de
identidad de los que habitan una megaciudad (muchos de sus poemas están
situados en Nueva York y tienen como telón de fondo sus situaciones cotidianas).
El lenguaje de O’Hara se somete a sus propias líneas vibratorias. En sus versos no interesa el ritmo sino el nervio. Por eso es que puede percibirse en ellos una suerte de espontaneidad, improvisación, carencia de sentido y un fino hermetismo (no en vano se había adscrito al surrealismo). Estos atributos que caracterizan la poesía de O’Hara no son gratuitos. Por el contrario, obedecen a una emulación del Action Painting, cuyo exponente principal fue Jackson Pollock.
La obra de O’Hara es breve. Apenas tenía cuarenta años cuando murió en un accidente automovilístico. Sin embargo, la frescura de sus poemas ha sabido conservarse a través del tiempo, y una suerte revalorización se ha despertado en torno a su figura.
1
¡Mi
corazón está perturbado!
estoy
de pie en la bañera
llorando.
Madre, madre
¿quién
soy? Si él
volviera
solo una vez
y
me besara en el rostro
su
áspero cabello rozara
mi
sien, ¡está latiendo!
entonces
podría vestirme
creo,
y andar las calles.
2
Te
amo. Te amo,
pero
estoy volviendo hacia mis versos
y
mi corazón se cierra
como
un puño.
¡Palabras!
Sean
tan
enfermas como lo soy yo, extasíense,
pongan
en blanco los ojos, un charco,
y
observaré insistente
mi
herida belleza
que,
a lo mejor, es solo un talento
para
la poesía.
No
puedo gustar, no puedo cautivar o ganar
¡vaya
poeta!
y
la transparente agua se espesa
con
golpes salvajes sobre su cabeza.
Abracé
una nube,
pero
cuando me elevé
comenzó
a llover.
3
¡Qué
gracioso! ¡Hay sangre en mi pecho!
ah,
cierto, he estado cargando ladrillos
¡qué
gracioso lugar para romperse!
y
ahora llueve sobre el ailanto
mientras
paseo sobre el alféizar
las
huellas detrás de mí están llenas de humo y
brillando
apasionadas por correr
salto
en las hojas, verdes como el mar
4
Ahora
espero tranquilamente
que
la catástrofe de mi personalidad
finja
ser bella otra vez,
e
interesante, y moderna.
La
región es gris y
de
árboles marrones y blancos
nieves
y cielos de risa
siempre
apagándose, menos graciosa
no
simplemente oscura, no simplemente gris
Este
puede ser el día más frío
del
año, ¿qué es lo que piensa él de
eso?
Quiero decir, ¿qué pienso yo? Y si lo pienso,
quizás
sea yo mismo de nuevo.
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