Tengo
un profesor que es un gran lector. Como siempre me ve en la biblioteca con un
libro nuevo cada semana, no nos ha costado mucho romper esa jerarquía para
volvernos amigos. Amigos que solo hablan de literatura, en todo caso. Pues
bien, este profesor se me acerca un día para preguntarme qué estoy leyendo, a
lo que yo le respondo «esto», y le muestro el libro. Entonces él dice el título
en voz alta y me dice que había leído una elogiosa reseña de Mario Vargas Llosa sobre
esta novela.
En la
reseña, Vargas Llosa señala que durante los siete años que trabajó en Radio
Televisión Francesa era una obligación leer las novelas ganadoras del Premio
Goncourt, de las cuales no recuerda ni una, tal vez, asume, a su baja calidad
literaria. Pero, afirma, este Goncourt que acaba de leer (se refiere a HHhH)
la recordará con nitidez lo que le queda de vida.
A mi
profesor le hice mención de otra reseña, una aún más elogiosa,
aparecida en la revista Buen Salvaje N° 5, pues fue esta la que me convenció de
leer la novela. El título, ese enigmático título, era ya de por sí un acicate
más.
La
novela se centra en un particular hecho histórico: el desarrollo de la
Operación Antropoide, estrategia mediante la cual se buscaba eliminar a uno de
los más temibles líderes de la Alemania nazi. No nos referimos a Hitler, claro
está, sino al «verdugo de Praga», «el carnicero», «el ángel de la muerte», «la
bestia rubia», el individuo al que el mismo Führer apodó «el hombre con corazón
de hierro». Estamos hablando de Reinhard Heydrich.
A
Heydrich se le conocía como el cerebro de Himmler, jefe de las SS (la
traducción del título revela eso: Himmlers Hirn heisst
Heydrich, el cerebro de Himmler se llama Heydrich). Este personaje fue quien sistematizó
las ejecuciones de judíos, debido a que aducía que sus hombres sufrian de un
agotamiento psicológico por las matanzas que tenían que efectuar cada día, de
manera que implementó el uso de las cámaras de gas. Y tampoco satisfecho con
eso, buscó más formas de eliminar a todos los judíos de Europa de manera rápida
y eficaz.
La
novela es interesante pues cuenta, en primera persona, la obsesión de un
escritor que quiere rendirle un homenaje tanto a Jozef Gabčík como a
Jan Kubiš, así como a tantos otros líderes de la resistencia checa, pero no
sabe de qué manera empezar o tiene ciertas reticencias respecto al uso de la ficción
para contar la historia que quiere contar. Aquí el personaje se adentra en un
interesante debate consigo mismo para poder valorar qué elementos debe
considerar en la narración de su historia y cuáles no. O si al contar la
historia en clave de novela, este recurso le quitará ese peso histórico que él
a todas luces quiere elevar.
Una vez que ha iniciado la historia, el escritor
interrumpe constantemente su narración para introducir elementos aleatorios
como, por ejemplo, decir que compró un libro que trata sobre el mismo tema del
que está escribiendo, o acernos partícipes de los comentarios de sus seres más
cercanos acerca de su obsesión con este suceso histórico.
Así, la historia que cuenta el escritor (a quien,
según las descripciones que nos da de él, podemos identificar con Laurent
Binet) va tomando más fuerza. Sin embargo, se detiene tanto la acción o se da
muchas vueltas en torno al principal hecho que se quiere sacar a la luz (el
atentado contra Heydrich) que la novela se torna cansina. Tampoco se trata de
un libro excepcional, pese a su pormenorizada documentación. De todos modos, ya
lo advirtió Vargas Llosa sobre HHhH: «No diría que es una gran obra de
ficción, pero sí que es un magnífico libro». Yo agregaría que, como novela, está algo sobrevalorada.
BINET,
Laurent. HHhH. Barcelona: Seix Barral, 2011.
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